Piedras de río: ¡juguemos a cruzar el río sin mojarnos!
- Fabricante: Winter
- Categoría: Ejercicio. Motor.
- Edad recomendada: A partir de 3 años.
- Nº jugadores: Entre 1 y 3 (dependerá del número de piezas y el tipo de juego que se genere).
- Tiempo de juego: El que marque el reloj de su imaginación.
Capacidades que potencia
- Actividad individual y asociativa.
- Atención.
- Coordinación de movimientos.
- Equilibrio.
- Imaginación.
- Orientación espacial.
- Reflejos.
Se inspiran en las piedras redondeadas de un río que al igual que ellas, se pueden encontrar con diferentes pendientes y por tanto dificultad. La propuesta inicial puede ser crear un circuito y simular que bajo las piedras pasa un río de agua helada y transparente. Se puede comenzar con una dificultad baja dejando una distancia corta entre piedras, e ir distanciándolas a medida que el niño adquiere confianza en el salto. El juego será más emocionante si el adulto le acompaña imaginando peces de colores, serpientes que brillan en la oscuridad o ranas que les laman los pies a su paso. Además les darán recursos para que puedan enriquecer el juego cuando estén solos.
Vivir en medios urbanos nos obliga a imaginar situaciones que suplanten la naturaleza. A falta de un buen río para saltar, este conjunto de seis elementos de plástico pueden ser una buena manera de entrenarse para cuando hacemos una excursión. Tienen dos alturas diferentes y tres inclinaciones para cambiar la dificultad según la edad. Las piezas grandes miden 41 cm de lado y 8,5cm de altura y las pequeñas 24cm y 4cm de altura. La base cuenta con topes de caucho antideslizantes. Pueden soportar un peso hasta 50kg.
Para saber más
La prueba de que el juego en medio natural es el más rico, es la gran variedad de posibilidades que ofrecen estas piezas que lo imitan. Se pueden encontrar otros fabricantes y tamaños en el mercado como las que ofrece Amaya, que imita el color y la forma de las piedras redondeadas de termoplástico semiblando diseñado para niños a partir de seis años.
Podrán saltar, pasar de una a una, sentarse, ir a la pata coja o agachados. Las posibilidades casi no se las acaban. Se puede proponer un circuito a los niños que puede variar en dificultad a medida que van avanzando. Por un lado será más retador y por otra ganarán en seguridad. O bien dejarles que sean ellos quienes imaginen sus propias historias. Se pueden añadir otros elementos que solemos tener en casa como cojines o colchonetas. Incluso podemos combinarlo con hojas de papel de periódico pintando piedras o animales, por lo que alargamos el tiempo de juego y diversión.
Valores educativos y de salud
Un juego sencillo que permite al niño desarrollar habilidades motrices como el equilibrio o la orientación espacial. La separación de las piezas les permite la estimulación visual y medir las distancias. Aprenden el control y dominio de su propio cuerpo mientras su cabeza sólo piensa en divertirse. Les permite el desarrollo de la atención para hacer estas actividades ya que las criaturas deberán calibrar diferentes elementos como la distancia o el tamaño de la piedra. Su autoestima irá creciendo a medida que vean que pueden realizar ejercicios cada vez más difíciles, así como su creatividad para crear otros nuevos. La actividad psicomotriz también les ayudará a relajarse, aprendiendo a canalizar la energía motora.
El juego simbólico también forma parte de este juego, sobre todo con los más pequeños. Pueden explorar una selva pasando por un peligroso puente de mono en medio del Amazonas o adquirir un súper poder para saltar montañas y salvar un huevo de dragón. Y los adultos podemos aprovechar la maravillosa imaginación de los niños para hacer que el ir a cenar o el camino al baño sean más divertidos (además de conseguir fortalecer un hábito).
Juego recomendado por:
Marinva
Escrito por:
Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
Publicación:
18/07/2023
Última modificación:
18/07/2023