Pedro tiene asma

Pedro tiene asma
15/03/2010
Consultores: 
Bel Miret

Este cuento enseña a los niños y niñas que padecen asma a poder convivir perfectamente con esta enfermedad.

Pedro era un niño muy alegre y juguetón y siempre estaba dispuesto a reír, pero tenía una enfermedad un poco pesada: asma. Algunas veces, esto lo obligaba a quedarse en casa sin poder ir al colegio, no tenía dolores pero se angustiaba porqué cuando sufría una crisis asmática (que es como se llama a los malos momentos de esta enfermedad) tenía una sensación de ahogo nada agradable, la respiración se le entrecortaba y hacía el ruido de un silbido.

En una de las visitas al médico sus padres preguntaron qué soluciones había para que Pedro pudiera hacer una vida normal. El médico les explicó que debía seguir un tratamiento que consistía en tomar unas pastillas cada 12 horas. Además, Pedro debía tener siempre a mano un inhalador para los momentos de crisis y también para tomarlo cada 4 o 6 horas.

Dicho esto, el médico insistió que para que Pedro pudiera llevar una vida normal era muy importante que se pusieran de acuerdo con el colegio.

Los padres de Pedro estaban muy interesados. Querían lo mejor para su hijo y sabían que Pedro haría lo que fuera para poder hacer las mismas cosas que sus compañeros de colegio.

Lo primero que hicieron fue hablar con sus profesores, ya que tenían que ponerse de acuerdo para que no olvidase tomar ningún medicamento. También hablaron con la tutora de Pedro y le contaron todo lo que les había explicado el médico. Después le pidieron su colaboración.

Tanto Pedro como sus padres salieron muy contentos de la visita. No parecía tan complicado y todos tenían muchas ganas de mejorar la enfermedad del Pedro.

Estuvieron hablando un buen rato con la profesora sobre qué podían hacer para que no se sintiera diferente a los otros niños, ya que debía medicarse todos los días. La profesora les propuso que fuera él mismo quien decidiera cómo quería hacerlo para sentirse mejor cuando tuviera que tomar la dosis de medicamento o usar el inhalador.

Así lo hicieron, y al llegar a casa, le preguntaron a Pedro qué prefería, si tomar los medicamentos en clase o salir al botiquín. Pedro, muy tranquilo, les contestó que no había ningún problema en tomarlo en clase y que le gustaría explicar a sus amigos su enfermedad para que lo entendieran.

¡La decisión fue un éxito! Sus amigos de clase comprendieron lo importante que era para él tomar la medicación y se ofrecieron a ayudarlo si necesitaba algo… Con el tiempo todos entendieron que seguir la medicación y tener el inhalador cerca hacía que las crisis de Pedro no fueran tan fuertes y todos acabaron entendiendo la situación como una cosa normal; al fin y al cabo, todos hemos estado enfermos alguna vez, ¿no?

Poco a poco, el asma de Pedro fue mejorando, y muchas veces casi ni se acordaba… Empezó ha hacer una vida normal, a jugar en el patio, a correr, a saltar, etc.

Las crisis de asma cada vez eran menos frecuentes. Seguía visitándose con su médico para controlar la enfermedad pero se encontraba mucho mejor, y además, se había dado cuenta de cómo era de importante explicar las cosas. Así, todo era más fácil.

Sus amigos de clase habían aprendido muchas cosas sobre el asma y él contaba con su ayuda y se sentía mucho más tranquilo y acogido. Pedro estaba muy animado. Jugaba y reía con sus amigos como antes de tener asma y ya no faltaba casi nunca al colegio.

Además, se dio cuenta que le gustaba mucho practicar deportes. Así pasaba más tiempo con sus amigos y se divertía con ellos. Fue probando varios deportes: el fútbol, montar en bicicleta, natación,... y poco a poco, casi sin darse cuenta empezó a llevar una vida normal.