Collar de lactancia: un collar con mucho juego

- Categoría: Juego de ejercicio. Manipulativo y sensorial.
- Edad recomendada: Bebés. Especialmente en los meses de la dentición.
Capacidades que potencia
- Actividad individual
- Atención
- Discriminación visual y táctil
- Coordinación mano-ojo
- Coordinación mano-boca
¿Os reconocéis en ese momento en el que estáis dando el pecho o el biberón y vuestro bebé os pellizca o juega con vuestros cabellos? Sus manitas no paran quietas, porque es a través del tacto como conocen lo que les rodea. Pero también la boca, ¿o no dejáis de poneros collares para que os los tiren, los babeen e intenten morderlos?
El collar de lactancia está diseñado para estos momentos. Cambiar los pañales, por ejemplo, puede resultar más sencillo y relajante. Pero también si lo lleváis en brazos o el porteador con el foulard. Los granos que lo componen tienen formas, colores y tamaños diferentes para facilitar el juego al bebé. Podrá morder, lamer, explorar y tocar tanto como desee sin ningún tipo de peligro ni para vosotros, ni para el bebé.
El material es antibacteriano y de silicona libre de BPA, PVC, plomo y ftalatos, pero también hay combinados con madera. Pero en cualquier caso son material de fácil limpieza. El cordón, de algodón o satén mayoritariamente, es la medida justa especialmente estudiada para facilitar el juego de la criatura. Es una pieza muy ligera tanto para facilitar su prensión como para que sea fácil de llevar para el adulto.
En tiendas especializadas se pueden encontrar diferentes fabricantes que utilizan diseños diferentes, modernos y atractivos siguiendo la estética de una joya de bisutería. Incluso se comercializan las piezas sueltas para que podáis fabricar el collar a vuestro gusto. Se debe supervisar su uso: no se considera un juguete que les podemos dar para que jueguen libremente sin la observación del adulto. Es un collar para la madre del que disfruta sin peligro el niño.
Valores educativos y de salud
¿Sabes la ternura que nos provoca cuando nos coge el dedo? Esto es el reflejo de prensión que podemos observar hasta los seis meses aproximadamente. Es una respuesta automática, señal de que su sistema nervioso funciona. Esta es una de las razones por las que cogen todo lo que queda a su alcance. Les proporciona seguridad y les relaja.
El collar contribuirá a estimular su futura habilidad manual. Los granos ayudan en el momento de la primera dentición, aliviando el dolor de las encías. En esta función de mordedor se puede meter el collar un rato en la nevera para que el frío haga un efecto inhibidor y relajante. Favorece la etapa oral del pequeño, donde conocen y exploran el mundo a través de su boca. Por lo tanto es esencial que lamen, chupen y muerdan por su desarrollo sensorial.
El pequeño aprende a ver y fijar la mirada desde un momento de bienestar, abriendo su curiosidad preparada para aprender de lo que le rodea. El ojo del bebé es inmaduro cuando nace, tanto neurológicamente como funcionalmente. La mielinización del nervio óptico termina alrededor de los seis meses. A partir de los tres meses empiezan a distinguir los colores y a partir del cuarto y quinto mes ya muestran preferencias por los colores vivos y brillantes. Por eso este collar les ayuda a desarrollar su vista de cerca.
Focalizan su atención poniendo en juego la coordinando mano-ojo. Las medidas de los granos son ideales para la prensión de la mano, el seguimiento del objeto y la coordinación mano-boca. Los que son de material textil se impregnará del olor de la madre, reforzando el vínculo entre los dos. Además promueve la mirada directa a la madre, convirtiendo el collar en una pieza única entre madre e hijo.
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