La cesta de los tesoros, un universo multisensorial para los más pequeños de la casa

27/05/2019
  • Categoría: Juego de ejercicio. Manipulativo. Sensorial.
  • Edad recomendada: de 6 a 14 meses.
  • Nº jugadores: 1
  • Materiales: una cesta de unos 30-45 cm de diámetro y 8 cm de altura (aproximadamente) y diferentes materiales (descritos a continuación).

Capacidades que potencia:

  • Actividad individual
  • Atención
  • Coordinación de movimientos
  • Discriminación visual
  • Coordinación mano-ojo
  • Orientación espacial

Los más pequeños convierten todo lo que ven en un juego, así es cómo conocen e interactúan con el mundo. Es el momento perfecto para desarrollar este afán de exploradores sin moverse de casa. La cesta de los tesoros es una propuesta de infinidad de juegos dentro de una sola cesta. Se puede realizar en formato casero, ya que los materiales se pueden encontrar fácilmente, o bien con la opción de comprarla confeccionada en tiendas especializadas como kukiku, o jugarijugar o ecologic.cat. Todas ellas online.

Si queremos crear una cesta para nuestros hijos necesitamos cuidar todo lo que ponemos a su alcance por lo que se recomienda que el material:

  • Sea seguro (esté ñibre de cualquier pieza que se puedan tragar o hacerse daño y evidentemente libre de tóxicos como algunos plásticos o según qué barnices).
  • Esté limpio.
  • La cesta sea sólida y sin asas.
  • Se vayan cambiando los materiales que se estropeen o los que no desvelen ningún interés en el niño.

Los materiales recomendades son aquellos que permite a los niños descubrirlos con todos los sentidos:

  • El tacto (con todo el cuerpo): que les muestre texturas, volúmenes, formas, temperatura.
  • El gusto: que puedan encontrar el sentido de lo dulce, lo salado, ácido o amargo.
  • El olfato: saquitos con lavanda o frutas.
  • La vista: intensidad del color, brillo.
  • El oído: desde los elementos que pueden hacer sonido al moverlos o agitarlos, hasta los que no hagan nada de ruido.

Se recomienda entre 25 y 40 objetos para que tengan diferentes posibilidades de descubrimiento sensorial e ir cambiando de vez en cuando para aumentar las posibilidades lúdicas. Algunas ideas:

  • Naturales: tapón de corcho, esponja, caracolas, frutas (manzana, mandarina, granada, piña).
  • Madera: cuchara o tenedor, huevo de coser, agujas de tender, cajitas, pinta, sonajero.
  • Metálicos: anillas, cadenas gruesas, llaves, colador de té. 
  • Textil: peluches de ropa, bolsas aromáticas o con huesos, cintas gruesas de no más de 30 cm. (aproximadamente) y de diferentes texturas, pelotas.
  • Papel y cartón: tubos de papel de cocina o inodoro, libreta, cajas.
  • Vidrio: Botes (gruesos, que no se puedan romper con un golpe), espejo de seguridad o plastificado.

Valores educativos y de salud

Buscaremos un lugar tranquilo, sin muchas distracciones, para llamar la atención del pequeño y ayudarle a centrarse. Esta propuesta de juego es esencial para desvelar su motivación por el entorno y aprender de él a través de la propia experimentación. El adulto no interviene, pero lo observa para descubrir cómo el pequeño gana en autonomía y escoge unos objetos en vez de otros. Todo su cuerpo le da información; arrastra, gatea, voltea, succiona, lame, mira, escucha, saca, pone... Y es en estos múltiples ejercicios que aparece el gozo y el placer y las primeras expresiones para comunicarse (ríe, chilla y emite sonidos preverbales).

Tiene que hacer un esfuerzo para focalizar la atención para escrutar todos los objetos y hacer una buena coordinación mano-ojo para cogerlos. El niño aprende a su ritmo, desde su curiosidad y libertad. Todo su cuerpo se pone en juego en este universo de posibilidades de una manera respetuosa. Es perfecto para reforzar el vínculo con el adulto. Por eso hay que hacerlo desde la tranquilidad y la calma que lo lleven a disfrutar del juego, sin otra intencionalidad.

Juego recomendado por: Marinva – Joc i Educació