Celebremos las fiestas de Navidad

Pronto llegarán las fiestas de Navidad y FAROS publica un cuento especial, en el que se destaca la importancia de ser tolerantes y la ilusión de reunirse y compartir unos días diferentes con las personas que más quieren.
Ya llegan las vacaciones de navidad, Pablo y Juan están muy contentos porque tienen unos días de fiesta. También piensan en los regalos y en que irán a casa de la abuela a pasar unos días ya que sus padres aun trabajan. La abuela también esta muy contenta… Siempre que llegan estos días ella les explica muchas historias de cuando era pequeña.
Pablo le pide a la abuela que les explique lo que ella y sus hermanos hacían cuando eran pequeños en estos días.
Bien, dice la abuela, antes no había tantas cosas como ahora pero también nos lo pasábamos muy bien. El día antes de navidad venían a casa todos mis tíos y primos. A mi me gustaba mucho porque vivían muy lejos y no los podía ver tanto como yo quería…
Había mucho trabajo en la cocina, mi madre preparaba todas las comidas unos días antes, y así después sólo teníamos que calentar la comida y podía estar más tiempo con sus hermanos y disfrutar de las fiestas.
También se preparaban algunos regalos para nosotros, yo estaba muy contenta. Antes no se hacían tantos regalos como ahora y sabíamos que hasta que no llegara el cumpleaños no tendríamos más regalos.
Pero, siguió la abuela, no penséis que no estábamos contentos por tener pocas cosas. Juntábamos todos los regalos y nos inventábamos muchos juegos e historias divertidas.
La abuela continuo explicando: Lo más importante de casi todo el año era cuando llegaba la comida familiar del día de Navidad. Nos sentábamos todos en la mesa, los padres, los abuelos, los hermanos, los tíos, las tías y los primos, y nos pasábamos toda la tarde comiendo y riendo.
A mi me gustaba mucho. Mi madre y los tíos explicaban cosas de cuando eran pequeños, como ahora lo hacen vuestros padres. Nos lo pasábamos muy bien. Os explico todo esto porque se que os gusta pero también porque penséis que sin tantas cosas lo podéis pasar muy bien - dijo la abuela.
Quisiera que pensaseis que aquí, en nuestro país, también hay niños que no tienen tantas cosas como vosotros. Seguro que en vuestro colegio hay algún niño que no recibe tantos regalos como vosotros, ¿no os parece?
Pablo y Juan no entendían nada de lo que les decía la abuela. ¿Que en su escuela había niños que no tenían regalos? Pero pensando en sus amigos recordaron que había unos hermanos que nunca explicaban los regalos que habían recibido aquellos días…
A la mañana siguiente le dijeron a su abuela que sí, que había unos hermanos que nunca decían nada de los regalos que recibían.
La abuela les propuso que entre todos sus compañeros y compañeras de la escuela podían hacer una recogida de juegos y juguetes para poderlos compartir entre todos. Así se lo pasarían bien y nadie se sentiría distinto.
A Pablo y Juan les pareció una buena idea. Enseguida se pusieron en contacto con sus compañeros para explicarles la idea que les había dado su abuela. Cuando volvieran a la escuela lo hablarían con la maestra y ¡se pondrían a trabajar!
Cuando la abuela tenía la comida preparada, los niños le pidieron que les contara más historias de cuando era pequeña.
Bueno, también os puedo explicar lo que hacíamos después de comer el día de Navidad… Cuando acabábamos la comida, mi madre sacaba los turrones y los frutos secos (almendras, avellanas, nueces, pasas e higos secos). Mientras comíamos, sacábamos algunos juegos de mesa y nos pasábamos el resto del día jugando todos juntos. Este año, si queréis, lo podemos hacer con vuestros padres y tíos. ¿Os parece?
Síííí - dijeron los niños - ¡Así nos lo pasaremos muy bien!
Cuando llegó el día de Navidad, la abuela propuso hacer una sobremesa diferente y dijo: ¿Qué os parece si cada uno propone un juego al que haga tiempo que no juega? Después escogeremos uno y después otro, y luego otro… y así jugaremos todos a aquello que más nos gusta.
El tío Miguel explicó el juego de cartas “el cinquillo”, la tía Carmen propuso el juego de adivinar palabras con mímica y el primo José propuso el juego del teléfono - decir una palabra rápidamente a la oreja de la persona del lado y que éste la repita a su compañero de su derecha… El último tiene que adivinar la palabra, que casi nunca se parece a la que se ha dicho el primero-.
Pablo y Juan no paraban de reír, no podían imaginar que los mayores supiesen tantos juegos ¡Estaban contentos porque descubrieron juegos que no sabían y además se lo pasaron muy bien!
La abuela estaba muy contenta de que a los niños les hiciera tanta ilusión el compartir unos días diferentes con las personas que quieren.
Aquel año, todos se divirtieron mucho y propusieron encontrarse más a menudo, aunque no fuese Navidad…