La alergia en la escuela
Todos los niños pueden encontrarse problemas en el ámbito escolar, pero ¿tienen los niños con alergia dificultades añadidas? La respuesta es sí, ya que la sintomatología, el tratamiento o los riesgos de las afecciones que padecen requieren atención específica. Por ello, la Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergia Pediátrica (SEICAP) ofrece en su página web una serie de recomendaciones para actuar de forma coordinada e integral ante esta problemática, así como para alcanzar un equilibrio entre proteger al niño alérgico y no excluirlo de ciertas actividades.
Los niños pasan en la escuela un mínimo de cinco horas diarias, que pueden verse aumentadas si la jornada es partida o realizan actividades extraescolares. Como en cualquier otro ambiente, deben tomarse una serie de precauciones con respecto a los niños que padecen alergia.
La web de la Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergia Pediátrica (SEICAP), dedica un extenso artículo a las particularidades de la alergia en la escuela, que aborda la sintomatología específica, sus efectos y tratamientos, así como información sobre actuación preventiva y de urgencia. SEICAP ofrece también gran variedad de datos y consejos útiles para pacientes, familiares y profesionales.
La realidad es que los niños que padecen asma y/o alergia tienen dificultades añadidas a las de cualquier niño, que pueden repercutir en su rendimiento académico, limitar sus actividades o ser motivo de burla. El mayor problema, sin embargo, son las reacciones anafilácticas o el asma severa que sufren algunos de estos niños, ya que pueden aparecer también en la escuela y entrañar un riesgo mortal.
Cada afección tiene una sintomatología y un tratamiento diversos, y todas pueden repercutir, en mayor o menor grado, en el día a día de los alumnos. Por ejemplo, el asma de esfuerzo, que suele aparecer durante las actividades físicas, impide seguir el ritmo normal de la clase y puede limitar la participación en ciertas actividades; los broncodilatadores para tratarla causan, en ocasiones, temblores o nerviosismo. La rinitis y la conjuntivitis implican molestos picores, así como la dermatitis atópica y la urticaria-angiodema que, además, suelen producir reacciones en la piel; su tratamiento, con antihistamínicos, puede provocar somnolencia. Las reacciones de alergia al látex, de diversa severidad, pueden prevenirse utilizando materiales alternativos. Por su parte, los niños con alergia aguda a las picaduras pueden sufrir reacciones muy graves que requieren tratamiento de urgencia. También la alergia mediada por inmunoglobulina (IgE) a alimentos es capaz de provocar desde leves síntomas hasta reacciones de asma muy severa o anafilaxia, potencialmente mortales; sin embargo, la alergia a alimentos no mediada por Ige, conocida como intolerancia, no suele ocasionar riesgos mortales.
Ante esta problemática, dar una respuesta integral y coordinada es fundamental. El médico especialista es el encargado de diagnosticar, prescribir el tratamiento e informar claramente a los padres. Éstos, a su vez, deberán comunicar a la escuela las necesidades de su hijo y proporcionar la medicación necesaria. El niño, por su parte, debe conocer su situación y, a medida que vaya creciendo, aumentar el grado de responsabilidad ante su alergia o asma. En la escuela, todo el personal debe estar involucrado en conseguir un ambiente seguro, tenga o no trato directo con los niños. Las precauciones deben tomarse en todos los lugares del colegio, especialmente en el comedor y las clases de educación física. Las asociaciones de pacientes y familiares suelen ser muy útiles en las tareas de concienciación y apoyo a estas enfermedades, mientras que las autoridades competentes están obligadas a mejorar los servicios para la atención del niño en el ámbito escolar.
Hay dos tipos de actuaciones con respecto a la alergia que se llevan a cabo dentro de la escuela: la prevención y el tratamiento en casos de urgencia vital. Se recomienda que el personal reciba formación general sobre la alergia, sus causas, su prevención y cómo actuar ante ella. Cuando se comunica al centro escolar que un alumno padece algún tipo de alergia es conveniente recibir, por parte de personal sanitario especializado, una formación específica sobre las necesidades concretas de ese niño. Entre las medidas de prevención, lo más sensato es intentar, en la medida de lo posible, evitar los alérgenos buscando un equilibrio entre proteger al niño alérgico y no excluirlo de las actividades que realizan los demás compañeros. En el caso de alumnos con asma, éstos deben ser claramente identificados por los profesores, en especial los de educación física, y adecuar el esfuerzo a sus posibilidades. Contra las alergias a alimentos, el mejor remedio es la precaución en la preparación o adquisición de las comidas, así como estar atento a que el niño alérgico no intercambie comidas con los demás.
Dentro de las actuaciones prioritarias que se requieren en caso de urgencia, las más frecuentes en la escuela son las provocadas por reacciones asmáticas severas y anafilaxis, causada con frecuencia por la alergia a alimentos. Cuando se producen, es fundamental administrar la medicación inmediatamente, que debe estar guardada en un lugar seguro pero accesible. El tratamiento de entrada consiste en la aplicación de adrenalina intramuscular y, si bien debe haber más de una persona designada para actuar en esos casos y previamente instruida, debe administrarla el primero que pueda, ya que lo que prima en una urgencia es la rapidez de reacción. A continuación se debe avisar a los servicios médicos y, posteriormente, a los padres o tutores. Mientras, el niño debe permanecer siempre acompañado. A pesar de estas recomendaciones de rápida actuación, conviene conocer la legislación vigente pues, según los casos, el personal puede estar obligado a actuar o vetado para hacerlo.
El papel de la escuela en los casos de niños con alergia puede ir más allá de la prevención y la actuación. En ocasiones, el colegio es el lugar idóneo para observar ciertos síntomas o reacciones que podrían pasar inadvertidas para la familia, siendo los profesores los responsables de comunicarlo a los padres.
En definitiva, la escuela es mucho más que un espacio donde el niño con asma o alergia pasa gran parte de su tiempo. Por ello, como en el resto de los lugares, lo importante es seguir el sentido común y evitar, en la medida de lo posible, la exposición del niño a los alérgenos que le afectan. No obstante, las escuelas y su personal tienen la obligación de actuar coordinada y responsablemente para conseguir un ambiente seguro, así como de estar preparados ante la aparición de una reacción alérgica severa.
Referencia bibliográfica
Alergia y escuela. Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergia
Pediátrica (SEICAP). 2010 [acceso 22 de abril de 2010]. Disponible en: http://www.seicap.es/alergia_escuela.asp