Paternidad y maternidad positiva: ser mejores padres
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La segunda rabieta del día de tu pequeño no da señales de que vaya a parar, y sus alaridos estridentes y ensordecedores son insoportables. Querrías salir corriendo para no volver más, si eso fuera posible. Pero debe haber una opción mejor. Mientras dura el caos de gritos y pataleos, las rabietas pueden ser absolutamente frustrantes. Pero en vez de vivirlas como catástrofes, puedes considerarlas como oportunidades para educar a tu hijo.
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