Supuración de oídos, causas y tratamiento

04/09/2018

La supuración de uno o de ambos oídos (otorrea) es una manifestación de algunas enfermedades que afectan al oído de los niños. 

En función de la causa que la produzca puede ser asintomática o bien acompañarse de signos de inflamación, sobre todo de dolor y fiebre. En este último caso se suele producir por una infección, ya sea del oído medio (otitis media aguda) o del oído externo (otitis externa aguda).

La otitis media aguda suele ser una complicación frecuente de los catarros en niños en edad preescolar y escolar, de tal forma que en el contexto de un cuadro de tos, aumento de mucosidad y fiebre, aparece de forma más o menos brusca y típicamente por la noche, un dolor de uno o de ambos oídos. En algunos casos, si la otitis produce una perforación timpánica, puede observarse salida de un líquido espeso, similar a moco blanquecino o amarillento por uno de los conductos auditivos. A partir de este momento el dolor suele mejorar.

La otitis media aguda precisa tratamiento antibiótico y antiinflamatorios. Dada su relación con los cuadros catarrales, es más frecuente en la época epidémica de los virus respiratorios, en otoño e invierno. 

En cuanto a las otitis externas, son más frecuentes en niños que acuden a piscina durante el curso escolar, así como en general en verano debido al baño en piscinas de recreo. También producen dolor, pero menos frecuentemente fiebre o supuración del oído.

Una causa menos frecuente de supuración y dolor de oído son los cuerpos extraños (piezas de juguetes, trozos de comida…) ubicados en el conducto auditivo externo, en cuyo caso el tratamiento consiste en su extracción y, si existe sospecha de sobreinfección, tratarla con antibiótico tópico. 

No obstante, no todas las causas de otorrea son infecciosas ni sintomáticas. En otros casos la supuración del oído puede observarse de forma espontánea en un niño que no presenta dolor ni fiebre, y en estos casos puede observarse de forma persistente o recurrente durante varias semanas o meses. Esta circunstancia ocurre en niños con acúmulo de moco de forma crónica en el oído, llamada otitis media serosa. Si persiste en el tiempo puede producir afectación de la audición y, consecuentemente, del desarrollo del lenguaje. En este caso se recomienda la derivación a un especialista en otorrinolaringología para valorar su repercusión y establecer el tratamiento más adecuado.