Las secuelas de la pandemia: niños más enfadados, tristes y miedosos

13/06/2022

La pandemia y las restricciones han dejado unas secuelas en los niños que apenas empezamos a identificar. 

El pasado 26 de abril, aprovechando el Día del Niño y de la Niña, un momento en que se recuerda que los más pequeños necesitan crecer con el juego, la lectura y actividades que fomentan su creatividad, se llevó a cabo la presentación de un estudio que evidenciaba cómo la pandemia había afectado a la salud mental de los niños y niñas del conjunto del Estado.
El estudio, llevado a cabo por la Guia de AIJU, el Instituto Tecnológico de Producto Infantil y Ocio, sobre "Salud mental en la infancia", ha puesto de manifiesto que entre el 30 y el 45% de los niños y niñas españoles han visto afectada su salud mental con motivo de la pandemia. El confinamiento, la incertidumbre y el miedo que se vivió, ha generado en ellos un importante incremento de la ansiedad, el aburrimiento y el pesimismo. Como consecuencia, están más tristes y se enfadan más.

Niños más tristes, enfadados y miedosos

El informe muestra que el estado de ánimo y las emociones de los niños después de la pandemia, han aumentado hasta en un 40% las emociones desagradables o negativas. Como consecuencia, los niños y niñas están más tristes (aumento del 31%) y más enojados (un incremento del 57%). En cuanto a los miedos, aumentan los casos de miedo a contagiar a alguien (48%), miedo a contagiarse de cualquier enfermedad (48%), miedo a ser hospitalizado (33%) y mayor conciencia de la muerte (35%).
Los hábitos de sueño también se han visto alterados, empeorando por más de un 20% de los casos: un 22% han disminuido las horas de sueño, el 29% tienen problemas para dormirse o se despiertan de noche y un 22 % muestra más cansancio a lo largo del día. En relación al estado físico, los dolores de cabeza y de estómago han empeorado en un 20%, además de detectarse más problemas de piel en manos y cara, derivados del uso de geles hidroalcohólicos y máscaras, respectivamente.

Vacuna emocional

Debido a la etapa "burbuja" en la que los niños han interaccionado con un círculo cerrado, hasta un 33% ha visto empeorada su capacidad para relacionarse con las personas y un 40% ha disminuido su capacidad para controlar sus propias emociones. Sin embargo, este periodo de mayor introspección ha hecho posible que aumenten su capacidad para entender emociones y sentimientos (39%) y para superar retos y obstáculos (30%). En este sentido, la psicóloga Silvia Álava cree que es fundamental “enseñar a los niños a reconocer las emociones para que entiendan qué sienten y sepan identificarlas y regularlas. De este modo estamos invirtiendo en una “vacuna emocional” que les dota de las herramientas necesarias para manejar las situaciones más complicadas". Y añade: "Es el momento de cambiar el foco para dar valor al lenguaje emocional, y por eso el juego es muy importante".

La importancia del juego en la naturaleza

Los niños han visto drásticamente reducido el tiempo que pasan con otros menores (70%), aunque ha aumentado la comunicación a través de dispositivos tecnológicos (47%). Asimismo, se han reducido las actividades extraescolares y de ocio y hasta un 27% de los menores manifiesta el deseo de evitar situaciones con mucha gente. Como consecuencia, ha aumentado el juego en solitario (46%), juegos tecnológicos (62%) y actividades creativas (51%). "El juego en la naturaleza debería prescribirse para la mejora de nuestra salud mental, de nuestra condición física y de nuestras capacidades empáticas", explica Imma Marín, consultora pedagógica y miembro de la Mesa de Expertos.

La escuela, un espacio de encuentro

Por otra parte, la escuela se ha convertido en el lugar de encuentro con amigos, incrementando el valor que este espacio tiene para los niños. Sin embargo, la capacidad de concentración y atención ha disminuido en un 31%. "A raíz de la pandemia hemos observado un impacto negativo en cursos de infantil y primaria, y se ha producido un desarrollo del lenguaje más inmaduro y reducido, relacionado con el aprendizaje de la lectoescritura", comenta la profesora Sagrario Peña. "Todo esto demuestra la importancia del aprendizaje social y el trabajo colaborativo".

 

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