¿Qué nos debe preocupar de un niño que ha sufrido un traumatismo craneoencefálico (TCE)?

Ante un niño que ha sufrido un golpe en la cabeza debemos prestar atención a distintos signos para descartar alteraciones neurológicas. Aprende cómo detectar estos signos y cómo responder ante ellos.
Un traumatismo craneoencefálico (TCE) es una lesión directa de las estructuras craneales encefálicas o meníngeas, que se presentan como consecuencia de un agente mecánico externo, y puede originar un deterioro funcional del contenido craneal. En términos coloquiales, nos referimos a un fuerte golpe en la cabeza.
Los TCE son un accidente muy frecuente en la infancia. En la mayoría de ocasiones no conllevan consecuencias, pues sólo producen lesiones en la superficie de la cabeza como hematomas, heridas y dolor en la zona del golpe. Pero de vez en cuando el traumatismo puede ser grave, sobre todo los originados por caídas accidentales desde un sitio de altura (cambiador, cuna, etc.) o por los causados por accidentes de tráfico. Aquí se incluyen los que sufren los niños que viajan como pasajeros de un vehículo, los que son víctimas de atropellos o los que caen de la bici o del patinete (consulta el artículo Los niños deben emplear siempre casco al ir en bicicleta).
La gravedad de un TCE vendrá determinada por la posibilidad de daño cerebral y por la edad del niño. Los menores de 1 año tienen más riesgo de sufrir lesiones cerebrales.
¿A qué síntomas debemos prestar atención tras un TCE?
En la mayoría de casos, el niño con un golpe a la cabeza sólo experimentará dolor y no precisará recibir atención sanitaria. Pero si presenta alguno de estos otros síntomas habrá que acudir al médico de urgencia:
- Somnolencia excesiva, dificultad para despertarle. Pese a esto, no es necesario mantener al niño despierto si es hora de dormir, bastará con comprobar si se despierta con facilidad.
- Confusión, desorientación.
- Llanto persistente, irritabilidad.
- Dolor de cabeza continuo o de gran intensidad.
- Pérdida de conciencia.
- Convulsiones.
- Debilidad o adormecimiento de cualquier miembro.
- Alteraciones visuales, asimetría en el tamaño de las pupilas.
- Aparición de sangre o de un líquido por la nariz o los oídos.
- En general, ante cualquier síntoma o signo que consideres anormal o te preocupe.
Al llegar al servicio de urgencias:
Una vez en el pediatra, este determinará el nivel de consciencia. Esta puntuación, junto a la presencia o ausencia de alteraciones neurológicas, determinará la gravedad del traumatismo y la probabilidad del daño cerebral.
En ocasiones, el médico puede recurrir a pruebas de imagen como la radiografía o la TC (tomografía computarizada o escáner) para comprobar si existe afectación del hueso del cráneo. La TC también puede ayudar a comprobar o descartar la existencia de daño en las estructuras intracraneales (hematomas, hemorragias cerebrales…)”.
La mayoría de los niños serán dados de alta tras la valoración del pediatra. Un niño sin síntomas y con una exploración normal tiene muy pocas probabilidades de desarrollar una lesión grave, pero los adultos responsables deben comprobar, durante las siguientes 24 o 48 horas, la presencia de los signos de alarma antes descritos. Ante su aparición, los padres deben acudir al Servicio de Urgencias más cercano.
Para más información sobre los TCE y otros traumatismos en la infancia, consulta el segundo Cuaderno FAROS «Lesiones no intencionadas en la infancia y la adolescencia: Rompiendo el tópico de la mala suerte».