Menores y violencia de género: ¿un fenómeno en auge?

16/07/2018

Cada vez salen a la luz más casos de violencia de género entre parejas adolescentes. Chicas muy jóvenes van a los juzgados para revelar reiteradas situaciones de control a través del teléfono móvil, manipulación psicológica y agresiones físicas.

Los jueces de menores enjuiciaron en 2017 por delitos de malos tratos a 266 menores de edad, chicos que, sin tener cumplidos todavía los 18 años, han convertido las vidas de sus parejas en un infierno. Son un 48% más que los 179 registrados el año anterior.

Crecen las denuncias

La realidad es que se triplican las denuncias a menores por violencia de género. Un total de 356 menores, de entre 14 y 17 años, fueron denunciados por violencia machista en los diez primeros meses de 2017, según informó el Gobierno en respuesta a una pregunta parlamentaria de la portavoz de Igualdad del PSOE, Ángeles Álvarez. Esta cifra es la más alta de los últimos nueve años y supone casi el triple de casos que los contabilizados en 2008.

Las cifras están recogidas en la estadística anual que este lunes hizo pública el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). El órgano de gobierno de los jueces considera "muy preocupante" el incremento de denuncias de malos tratos en el que el agresor es menor de edad.

De las 266 registradas el año pasado, 249 acabaron con la imposición de medidas (los menores no se les aplican penas de privación de libertad, pero sí se les condena a trabajos reeducativos de ayuda a la comunidad), 210 relativas a menores españoles y 39 extranjeros.

El peligro de normalizar actitudes de violencia de género

Ángeles Carmona, presidenta del Observatorio, explica que "en los juzgados cada vez se reciben más denuncias que afectan a menores de edad". "Son niñas muy jóvenes, de 15, 14 o incluso 13 años. Esto tiene una doble lectura: por un lado es positivo porque se está denunciando más, por otro, indica que en las generaciones más jóvenes persisten las actitudes machistas en la pareja".

Los datos de los jueces se complementan con los del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, que, en varias encuestas realizadas en los últimos años, ha sacado porcentajes espeluznantes: un 27% de los jóvenes españoles cree que la violencia de género es una conducta normal en el seno de la pareja; más del 80% de los adolescentes afirma conocer algún acto de malos tratos en parejas de su edad; la mitad de los hombres y mujeres afirma que la violencia machista ha aumentado en España en los últimos años.

La gran mayoría de los encuestados por el Centro Reina Sofía tiene una amiga que permite que su pareja le revise el móvil o conoce a un chico que le dice a su pareja con quien puede hablar o donde puede ir, que controla todo lo que hace, que la insulta o difunde imágenes íntimas en las redes sociales sin su consentimiento, que le impide que vea a sus amigas o que lo obliga a hacer cosas que no desea.

La ignorancia

Los adolescentes a menudo no tienen claro en qué consiste la violencia machista. Una ignorancia que favorece que vivan con naturalidad actitudes hacia su pareja que pueden resultar muy perjudiciales. Lo perciben los agentes de los Mossos que hacen charlas en las escuelas para prevenir este tipo de maltrato. «Pones ejemplos de cosas que no se deben hacer y te das cuenta que hay dos o tres chicos que están alucinando y se miran unos a otros. Esto les delata». Andrea García, jefe del Grupo Central de Atención a la Víctima de la policía catalana, explica que con relativa frecuencia, después de una de estas conferencias preventivas, reciben llamadas de profesores o padres porque una chica acaba de pedirles ayuda después de haberse reconocido como víctima de una relación destructiva.

En cuanto a las víctimas, los psicólogos reconocen que no hay un perfil fijo de menores. Hay en todos los tramos de edad y en todos los niveles socioeconómicos: "Nos encontramos con chicas que tienen un poder adquisitivo bajo y gente con mucho dinero. También se produce en familias desestructuradas o muy complicadas y en otros casos con muy buenas relaciones familiares. Muchas veces, cuando llegan no se dan cuenta de que las estamos atendiendo por ser víctimas de violencia de género y piensan que se trata tan sólo de una consulta psicológica", añade la profesional.

Internet y móvil, herramientas de control al servicio del maltratador

Internet, las redes sociales y el teléfono móvil se han convertido en nuevos elementos de control para los maltratadores, según reconoce una psicóloga de la unidad de atención a mujeres adolescentes víctimas de violencia de género. A través de esta "cultura de la inmediatez", el novio exige a su pareja saber en todo momento qué hace, dónde se encuentra y con quién está.

"El móvil genera una gran violencia psicológica. Se pueden pedir fotos para saber dónde se encuentra o quién acompaña a la menor. Además, muchas veces cogen los propios terminales y revisan todas las conversaciones y las relaciones", afirma la psicóloga. Esta actitud va acompañada muchas veces de bloqueo o la eliminación de muchos contactos o temas tan particulares como el cambio de fotos de los perfiles. De esta manera "se va acotando y restando el grupo de amistades en estas redes sin que muchas veces la menor se dé cuenta. Poco a poco la víctima dejará de tener amigos a los que explicar lo que le está pasando, con los consiguientes problemas que esto genera", concluye.

Educación como solución

Carmona, presidenta del Observatorio, insiste en que estos datos "deben llevar a una reflexión" y resalta "la importancia de la educación", porque, "desde los tres años, los niños y las niñas reciban educación en el respeto, en la igualdad, en tener unas relaciones afectivas sanas, en prevenir conflictos".

Otro dato igualmente "preocupante" que aparece en el informe anual del CGPJ es que los familiares de las víctimas sólo interponen un 2% de las denuncias realizadas. Es un porcentaje "muy bajo", que no sube aunque ha crecido el número de peticiones de auxilio a los juzgados. Los jueces están inquietos por "la falta" de implicación de los allegados, un hecho que obedece, según Carmona, a que la violencia de género "se sigue percibiendo como algo que pertenece a la intimidad de la pareja, donde no debemos de entrar".