Una mejor vigilancia evitaría 8 de cada 10 casos de ahogamiento en niños

Cada año ocurren casos de ahogamientos en niños. Por suerte, con la vigilancia adecuada y la formación de padres y familiares en reanimación cardiopulmonar (RCP) se pueden prevenir accidentes y salvar vidas.
El desconocimiento de las técnicas para nadar y el hecho de prescindir de sistemas de flotación, sobre todo en piscinas, por lo general, desprotegidas, aumentan la posibilidad de que un niño o un adolescente pueda ahogarse por accidente. Esta es una de las conclusiones de un estudio llevado a cabo por un equipo de profesionales del Hospital Sant Joan de Déu, en el que se analizan los casos de menores de 18 años que atendieron 21 servicios de urgencias pediátricas de toda España durante los veranos de 2009 y 2010.
Los autores del estudio indican que la vulnerabilidad de los niños, agravada por una vigilancia deficiente, y el ímpetu de los adolescentes, sumada al posible consumo de alcohol o de drogas, provocan que las actividades acuáticas (en piscina, bañera, jacuzzi, playa, ríos, pantano, etc.) puedan suponer un peligro o una fatalidad en ocasiones. Sin embargo, la incidencia del ahogamiento en niños y adolescentes españoles es muy baja: 2,2 de cada 10.000 consultas en los servicios de urgencias pediátricos tuvieron origen en este tipo de accidentes.
Durante el período de estudio, se identificaron 53 casos de ahogamiento. Todos excepto uno, que tuvo lugar en una bañera, ocurrieron en una piscina, y ninguno de ellos en el mar o en ríos. En concreto, el 64,2 % fueron niños varones, y la media de edad total fue de 3,5 años, aunque más de la mitad de los niños tenía menos de 6 años.
En 8 de cada 10 pacientes atendidos, una mejor vigilancia hubiese evitado el percance. Además, más de la mitad de las piscinas involucradas carecían de protección de su perímetro.
En concreto, 36 de los niños accidentados requirieron reanimación cardiopulmonar (RCP), mayormente aplicada por sus familiares, seguidos por los socorristas, el personal sanitario y los monitores. De todos los casos estudiados, fallecieron cinco niños: ninguno de estos sabía nadar ni llevaba flotador, en todos estos falló la vigilancia, y en tres de ellos la RCP se había iniciado 3 minutos después de sacarlo del agua.
Está demostrado que las clases de natación reducen en un 88 % el riesgo de ahogamiento en bebés y niños de 1 a 4 años, pero esta no debe ser la única estrategia para evitar estos accidentes. Estos son algunos consejos:
- Vigila a los niños cuando estén en el agua, y no sólo cuando sean pequeños.
- Aprende cómo se realiza la reanimación cardiopulmonar (RCP) en bebés y niños y asegúrate que otros familiares y personas que cuidan a tu hijo saben cómo practicarla. Cualquier maniobra que no haya demostrado eficacia y demore la aplicación de una correcta RCP debería evitarse.
- No confíes completamente en flotadores, manguitos, sillas de baño y otros sistemas de protección similar.
- Para evitar accidentes, el vallado adecuado para una piscina es el que cubre sus cuatro lados, mide por lo menos 122 cm de altura, es estrecho (con un máximo de 10 cm), tiene un borde inferior que no dista del suelo más de 10 cm y, además, permite una visión clara del interior de la piscina.
Referencia bibliográfica:
Panzino, F., Quintillá, J.M., Luaces, C. y Pou. J. Ahogamientos por inmersión no intencional. Análisis de las circunstancias y perfil epidemiológico de las víctimas atendidas en 21 servicios de urgencias españoles. Anales de Pediatría, 2013; 78 (3): 178-184 [acceso: 3 de mayo de 2013].