Beneficios a nivel de seguridad
Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), los ahogamientos son la segunda causa de muerte accidental en Europa entre los 0 y 19 años. Es por eso que los expertos recomiendan que los niños den clases de natación, que aunque no son una garantía para evitar ahogamientos, sí son una estrategia más para reducir el número de siniestros relacionados con accidentes acuáticos.
La edad ideal para empezar las clases de natación es entre el año y los cuatro años, que es cuando los niños empiezan a entender consignas y tienen capacidad para realizar movimientos con cierta coordinación. Aunque sería a partir del primer año de vida cuando se recomienda empezar con las clases de natación, hay padres que llevan a sus bebés a la piscina antes de esa edad, sólo con meses de vida. En este caso, lo que se hace es dar seguridad y tranquilidad al bebé en el medio acuático, además de disfrutar de un rato en familia. Será a partir de los 5-6 años cuando ya se puede dirigir la enseñanza a los distintos estilos de natación, habitualmente empezando por el crol.
La seguridad de conocer la técnica debe ir acompañada del uso adecuado de material tanto por la edad de la criatura como por su nivel de práctica. Es importante que el niño experimente de forma individual la sensación de flotación, pero cuando sea necesario, es importante que se utilicen materiales que ayuden a la flotación. Se recomienda que éstos sean tablas, churros o elementos de apoyo que lleve al niño adicionalmente atado a su cuerpo. Cabe remarcar que aquellos materiales que se hinchan (flotadores, manguitos...) pueden pincharse, por lo que sería más recomendable llevar elementos tipo “corcho”. Todos estos elementos deben ser métodos auxiliares, sin olvidar que es necesario estar siempre atento por parte de la figura del adulto.
Beneficios para la salud
Los especialistas están de acuerdo en que la práctica de este deporte es beneficiosa a nivel global para la salud.
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Habilidades psicomotrices: se empieza a adquirir nociones del espacio, mejora del equilibrio, agilidad, flexibilidad y coordinación de movimientos tanto de las extremidades superiores como de las inferiores y el tronco.
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Respuesta cardiovascular: como todas aquellas actividades físicas y deportes con alto componente aeróbico, la natación mantiene en estado saludable el sistema cardíaco y circulatorio.
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Respuesta metabólica: regula el colesterol, reduce el nivel de glucosa en sangre, y además aumenta la eficacia de la insulina. Ayuda en la prevención de la obesidad y su tratamiento. En este punto, cabe recordar que un 80% de los niños que padece obesidad la sufrirá también cuando sea adulto.
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Trabajo de fuerza: al nadar se utilizan grandes grupos musculares que intervienen en la movilidad del cuerpo en el desplazamiento al agua.
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Ayuda a la correcta estimulación de las personas con problemas neurológicos y parálisis cerebral.
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Respeto: el uso del bañador es una forma de autoaceptación, y también de respeto hacia los demás.
Beneficios sociales
Practicar cualquier actividad física o deporte implica compartir espacios y momentos con personas que pueden ser muy diferentes a ti. La cultura, el idioma o la edad hacen que estar en un grupo requiera un esfuerzo para crear vínculos. La socialización en estas etapas es vital para el desarrollo personal.
A veces, el espacio y el tiempo no sólo se comparten con amigos sino también con la familia y este factor también es fundamental en una sociedad donde el tiempo que tenemos para dedicarle a la familia es un bien muy preciado.
Diversión y natación pueden ir de la mano si en clase se fomentan los juegos familiares o en equipo.