Los trastornos de conducta alimentaria
Los trastornos de conducta alimentaria (TCA) constituyen un grupo de desórdenes mentales que se caracterizan por una conducta alterada frente a la ingesta de alimentos y pensamientos erróneos en relación a la dieta, el peso y la figura corporal. Estas cogniciones y conductas alteradas pueden conllevar graves problemas físicos y del funcionamiento psicológico y social de la persona.
Los TCA son patologías de origen multifactorial donde intervienen variables genéticas, biológicas, psicológicas y socioculturales. Afectan mayoritariamente a población femenina adolescente y adultos jóvenes. Los trastornos alimentarios más conocidos son la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracones.
Son enfermedades graves pero que pueden remitir en un porcentaje elevado si se detectan de forma precoz y se realiza un tratamiento multidisciplinar y psicoterapéutico especializado.
De la misma manera que tenemos factores de riesgo para el desarrollo de los TCA, también disponemos de factores de protección (aquellos que pueden reducir el riesgo de desarrollar la patología alimentaria). Los principales factores de protección para los TCA los agrupamos en individuales, familiares y socioculturales.
Factores socioculturales de protección
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Pertenecer a una cultura menos occidentalizada que acepta una variedad de formas y tamaños corporales.
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Participar en deportes (o industria) donde no haya énfasis en el atractivo físico o delgadez.
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Relaciones de apoyo social donde el peso y la apariencia física no son motivo de gran preocupación.
A continuación, se describe un decálogo sobre los principales factores familiares de protección de los TCA:
Decálogo sobre los principales factores familiares de protección de los TCA
1. Potenciar el autoestima: elogiar a nuestros hijos por cómo son y reforzar positivamente su personalidad y sus habilidades en lugar de aquello que tiene que ver como la apariencia física.
2. Favorecer una autoimagen corporal positiva: aceptar las diferencias entre las personas y respetar a todos y todas, independientemente de cómo es su aspecto físico.
3. Promover hábitos alimenticios y un estilo de vida saludables: la familia debe ser un modelo de salud para sus hijos.
4. Hacer al menos una comida al día en familia: convirtiendo la alimentación en un acto social y familiar.
5. Dar herramientas para desarrollar un sentido crítico: frente a estereotipos de belleza difundidos en los medios de comunicación. Información sobre dietas milagro. Relación entre delgadez y éxito social.
6. Fomentar la comunicación en familia: escuchar a los niños su opinión dentro de la familia. Establecer vías de comunicación con adolescentes.
7. Compartir actividades en el tiempo libre: realizar juntos actividades deportivas, salidas culturales, leer, ver la televisión, navegar por internet, etc.
8. Rechazar ideales estéticos no realistas: que puedan poner en riesgo la salud de nuestros hijos.
9. Fomentar la autonomía: evitar la sobreprotección para favorecer la autoestima y seguridad personal de los hijos.
10. Advertir de los contenidos potencialmente nocivos de internet y las redes sociales: páginas web y redes sociales que hacen apología de la anorexia y bulimia como forma de vida.
Para más información sobre los trastornos de conducta alimentaria (TCA), consultad el 12º Informe FAROS «Una mirada a la salud mental de los adolescentes - Claves para comprenderlos y acompañarlos».