El exceso de ruido afecta a la salud de los niños

29/04/2016

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que los niños son uno de los colectivos más vulnerables ante los efectos nocivos del ruido. Ante este problema, un colegio público ha impulsado una original iniciativa para combatir este problema de salud.

La Escola Rosella, situada en el municipio de Viladecavalls (Barcelona), es una de las pocas que actualmente trabaja en profundidad el desafío de crear una generación más silenciosa. Tal y como se explica en la página web del propio centro, se trata de un proyecto para sensibilizar a los más pequeños sobre el problema de la contaminación acústica, que según los docentes va en aumento. No en vano, un estudio de la OCDE de hace unos años calificó a España como el segundo país más ruidoso del mundo. 

La iniciativa nace de una profesora de este colegio, Cesca Rodríguez, quien con más de 35 años de profesión a sus espaldas ha observado como “los niños son cada vez más ruidosos, sin duda”. Uno de los objetivos es que los niños aprendan a controlar el tono de voz, que para Rodríguez está creciendo a pasos agigantados con el paso del tiempo. Según ella misma observa, eso contribuiría a que los pequeños no estuvieran tan nerviosos, mejorando de esta forma su capacidad de atención.

El ruido también puede tener otros efectos negativos si se padece en la infancia, como afonía, dificultades auditivas, dolores de cabeza e irritabilidad. Más a largo plazo, si los niños adquieren el hábito de usar auriculares a un volumen muy elevado, por ejemplo, pueden sufrir algunos problemas auditivos ya en la edad adulta.

Uno de los elementos de trabajo de este proyecto es un decibelímetro, un sencillo aparato que mide la intensidad de los sonidos a escala de la percepción humana, lo cual ayuda a los niños a ser más conscientes del problema. Este punto de partida ha conducido a la escuela a la adopción de interesantes medidas, como por ejemplo la compra de tacos que amortigüen el ruido de sillas y mesas. Se ha incorporado en muchas partes del centro, incluso en pasillos y comedor, y emite una luz roja cuando el volumen sobrepasa lo aceptable.

Al mismo tiempo, se intenta inculcar a los alumnos que aprendan a apreciar sonidos más sutiles. Por ejemplo, el golpeteo de las gotas de lluvia, el viento, el cantar de los pájaros y, mayoritariamente, sonidos procedentes de la naturaleza. Además, de esta forma, los chicos aprenden a apreciar otros tipos de música más relajada, ya que la pueden apreciar a un volumen inferior al habitual.

Además, la escuela cuenta con un interesante blog donde se explica con más detalle el fenómeno del ruido: qué es físicamente, cuántos decibelios podemos soportar, qué efectos puede tener sobre el cuerpo, etc. Así, por ejemplo, se ha podido constatar que los gritos, el tráfico intenso o el ladrido de los perros son los sonidos más desagradables a juicio de los alumnos.

Referencia bibliográfica:

Pedagogia contra el ruido. La Vanguardia [Acceso: 29 abril de 2015]