La envidia en niños, ¿cómo tratarla?

04/05/2016

La envidia es un sentimiento muy común entre los niños, pero con medidas sencillas se puede corregir.

La envidia es aquel sentimiento o estado mental en el cual existe dolor o desdicha por no poseer lo mismo que tiene el otro, ya sea en bienes, cualidades superiores u otra clase de cosas. Se define a veces como tristeza o pesar del bien ajeno y, para la persona envidiosa, puede llegar a ser un verdadero problema.

La envidia se considera un sentimiento negativo y universal, ya que la mayoría de las personas, en algún momento de su vida, llegan a sentirla en mayor o menor medida. Esto tiene consecuencias tanto para la persona que la siente como para los que están a su alrededor. Este sentimiento, que se presenta en todas las edades, puede ir acompañado de un complejo de inferioridad, inseguridad e insatisfacción con uno mismo frente a los demás.

Según Melanie Klein, psicoanalista austriaca creadora de una teoría del funcionamiento psíquico y especialista en el desarrollo infantil, la envidia empieza a surgir en los primeros años de vida, cuando el niño comienza a relacionarse con su entorno familiar.

En este contexto, si el niño se siente amenazado por la pérdida de algo que quiere, experimentará un sentimiento de vacío, y deseará conseguir todo lo que no posee o cree que puede poseer. Esto lo manifiesta mediante berrinches, por lo que es necesario calmar sus angustias, explicándole y enseñándole a ceder, para que con ello vaya aprendiendo a tolerar sus frustraciones y a controlar las conductas impulsivas. Así, aprenderá a respetar las diferencias y a valorar sus propias cualidades.

El niño que se siente mal en su entorno intentará por todos los medios conseguir lo que desea. Por ello, la figura adulta debe canalizar la ansiedad ante sus deseos no cumplidos y explicarle que no todo se puede tener en la vida y que algunas situaciones resultan frustrantes.

Sin esta ayuda por parte del adulto, seguramente el niño generará una personalidad bastante ansiosa y envidiosa puesto que nadie le habrá enseñado en su infancia a valorar sus virtudes y a centrarse en sus objetivos y no en los de los demás .

Además, los niños pequeños imitan constantemente la conducta de sus padres. Si los padres son envidiosos hay muchas posibilidades de que los hijos también lo sean. Por lo tanto, es importante que los padres intenten evitar comportamientos y comentarios envidiosos para que los niños no puedan imitarlos o aprender ese tipo de conductas.

Los padres tienen la difícil tarea de enseñar a los hijos a saber diferenciar entra la envidia y la admiración : no es lo mismo tener envidia de una persona que admirarla. Es bastante difícil para los pequeños entender este tipo de conceptos, que pueden llevarles a confusión.

El objetivo de la envidia es obtener algo que no se tiene, tanto en el terreno material, físico, de actitud, etc. Combatir la envidia puede ser difícil, por lo que se va convirtiendo en un desafío constante en la vida cotidiana. Sin embargo, a la larga, ésta puede convertirse en amargura y temor al convertirse en una lucha constante de querer tener o poseer lo ajeno.

Por ello, es muy frecuente que la persona envidiosa desarrolle mecanismos de defensa , por ejemplo, devaluando al otro o minimizándolo, es decir, criticando aquello que le gusta en lugar de aceptar que se trata de algo que, en realidad, le gustaría tener. Por lo tanto, en este caso, le da menos valor a lo que el otro tiene para no sentirse tan mal o culpable por estar deseando lo ajeno.

Por otro lado, hay cualidades que comúnmente son fácilmente envidiables. Se trata de cierto tipo de características que vemos en los demás y que están lejos de las posibilidades de cada uno tenerlas. Esto ocurre con más frecuencia en los adolescentes como cuando envidian cualidades físicas de los demás, por ejemplo, ser más alto, más delgado, etc. En estos casos, a menudo entran en un proceso de duelo.

Cuando el sentimiento de envidia se vuelve muy intenso puede llegar a ser destructivo. Esto sucede, en el peor de los casos, cuando la envidia no se puede controlar.

¿Cómo actuar ante un niño envidioso?

Es importante aprender a detectar los sentimientos y conductas que pueden generar envidia. En general, la envidia afecta al niño en su bienestar emocional y en sus relaciones interpersonales.

Los padres que tienen niños envidiosos pueden ayudarles ofreciéndoles muestras extras de cariño, mucho amor y paciencia . Necesitan que se les ayude a entender sus sentimientos, para que aprendan a diferenciarlos, para que aprendan de sus errores y sus defectos y, sobre todo, hay que hacer hincapié en lo que hacen bien y en sus cualidades. De esa manera les ayudamos a enfrentarse a situaciones y a controlarse, sobre todo en esos momentos de rabietas y pataletas que son tan difíciles de controlar, tanto por parte de los padres como, por supuesto, de ellos mismos.

Si observamos que el grado de envidia no disminuye y supone un problema para el niño, se deberá pedir ayuda psicológica.