Dudas y respuestas sobre la vacunación de la gripe en los niños

El virus de la gripe llega a nuestro medio, cada año, coincidiendo con las temperaturas más frías de diciembre.
La gripe suele ser una enfermedad leve en niños sin enfermedad de base. Se contagia por pequeñas gotas en suspensión invisibles que una persona puede haber expulsado al toser o al estornudar. También es muy común contagiarse a través de las manos o a través de objetos que han estado en contacto con el virus.
Los síntomas más comunes de la gripe son fiebre, dolor de garganta, mocos y tos. Los niños con enfermedades neurológicas que afecten los mecanismos de la tos y el manejo de secreciones, enfermedades cardiológicas que afecten a la oxigenación de la sangre, los que reciben algún tipo de tratamiento que afecten las defensas o tienen problemas con la inmunidad, enfermedades de la hemoglobina como la drepanocitosis, tienen un riesgo incrementado de poder sufrir una infección que requiera ingreso o sea grave.
Los niños con enfermedades crónicas como la diabetes o enfermedades metabólicas también tienen un riesgo incrementado de sufrir descompensaciones de su enfermedad coincidiendo con la infección.
El virus de la gripe, como otros virus que ocasionan enfermedades respiratorias, muta a menudo; esto hace que la protección que genera tu propio cuerpo una vez pasada la infección o bien cuando te vacunas, a menudo no sirve para protegerte totalmente de un año para otro. Es decir, se puede contraer el virus de gripe aunque la persona ya la haya pasado o se haya vacunado previamente. Sin embargo, está ampliamente demostrado que la vacunación siempre nos protegerá de desarrollar una enfermedad más grave por gripe, aunque no es una enfermedad habitualmente grave en niños sanos.
Entorno al mes de octubre se inicia la campaña de vacunación. Como hemos dicho, existen diferentes tipos de virus de la gripe que circulan en una proporción u otra y que puede ser variable de un año a otro. Las vacunas de cada año se elaboran incluyendo partículas de los tres o cuatro tipos de virus de la gripe que más han circulado durante el año anterior. Si los virus dominantes cambian de un año a otro, eso es lo que provoca las "fallos" vacunales.
La vacunación nos protege alrededor de unos seis meses de adquirir la infección. Por este motivo, y por lo comentado de que el virus de la gripe muta y cambia de un año a otro, hay que vacunarse cada año, y no sirve la protección que genera una vacuna de un año para el otro.
Protegerse contra la gripe
Una de las medidas más efectivas para protegerse contra la gripe, especialmente recomendable si se pertenece a algún grupo de riesgo de los mencionados, es intentar evitar el contacto con un posible enfermo que tenga fiebre y síntomas respiratorios. El lavado de manos frecuente (unas cinco veces al día) protege también de la infección.
La otra medida efectiva es la vacunación, que es optativa para cualquier padre que la desee para su hijo. Sin embargo hay que ser consciente de que existen unas recomendaciones claras para los niños que pertenecen a algún grupo de riesgo como:
- Niños a partir de los seis meses de edad y adolescentes en determinadas situaciones o enfermedades crónicas. Algunas las hemos mencionado, pero podéis consultar la lista completa en este enlace.
- Niños sanos a partir de los seis meses de edad y adolescentes sanos que conviven con pacientes que sí están incluidos en los grupos de riesgo.
- Adultos en contacto con niños y adolescentes pertenecientes a los grupos de riesgo.
¿Debe darnos miedo vacunarnos?
Hay consenso entre los médicos que la vacuna de la gripe es muy segura, y en todo caso, no produce más efectos secundarios de los que puede provocar cualquier otra inyección del mismo tipo.
Esto incluye también a mujeres embarazadas, que están en el grupo de riesgo. La vacuna no puede producir ningún daño al feto, sino más bien lo contrario.
Ante cualquier duda, consulta con tu pediatra.