¿Deben evitarse los frutos secos durante el embarazo?

Cada vez existe más evidencia de la importancia de seguir una buena alimentación durante el embarazo, ya no sólo para la salud de la mujer sino también para la del futuro niño.
Las embarazadas cuentan con gran cantidad de información sobre qué tipo de pescado es más recomendable, si deben o no comer alimentos crudos como la carne, cuantas tazas de café se recomiendan al día, qué hacer con el alcohol, etc.
Sin embargo, un estudio reciente pone en duda el principal consejo que se daba hasta la fecha en relación a la ingesta de frutos secos. Desde la década de los 90 distintos estudios sugerían que los frutos secos en el embarazo suponían un mayor riesgo para el futuro hijo de desarrollar una alergia alimentaria, por ello se desaconsejaba a la gestante ingerir cualquier tipo de fruto seco. Incluso se recomendaba que los niños no los tomaran hasta los 3 años, y no sólo por el riesgo de asfixia.
En estos últimos 10 años se han visto incrementadas las personas con algún tipo de alergia alimentaria, también en niños. De hecho, en el caso de los pequeños, las alergias más comunes son las producidas por cacahuetes, leche y mariscos. En conjunto, los frutos secos también son una fuente considerable de urgencias por alergias. Entonces, ¿qué papel tienen los frutos secos durante el embarazo y con la posibilidad de contraer una alergia alimenticia?
Investigadores del Hospital Infantil de Boston han publicado un estudio en la revista JAMA Pediatrics en el que participaron más de 10.000 participantes en el que se comparó la alimentación de las madres con el número de niños que habían desarrollado algún tipo de alergia alimentaria.
Según los resultados, la incidencia de casos fue significativamente inferior entre aquellos niños cuyas madres habían tomado frutos secos durante su gestación que entre los pequeños de madres que habían evitado estos alimentos. En definitiva, cuántos más frutos secos consumían las madres, menor fue el riesgo para el niño de contraer una alergia alimentaria. El estudio subraya la hipótesis de que una exposición temprana al alérgeno aumenta la probabilidad de tolerancia y por tanto disminuye el riesgo de alergia alimentaria en la infancia.
No obstante, los investigadores piden más estudios adicionales para poder replicar estos resultados y entender mejor el porqué cada vez más niños desarrollan alergias alimentarias y cómo prevenirlas. Fruto de este estudio no se puede asegurar que la ingesta de frutos secos durante el embarazo prevenga la alergia a estos alimentos en niños, pero lo que sí es seguro es que su consumo durante la gestación no causa alergia en la infancia.
Referencia bibliográfica:
Prospective Study of Peripregnancy Consumption of Peanuts or Tree Nuts by Mothers and the Risk of Peanut or Tree Nut Allergy in Their Offspring. JAMA Pediatrics.