Curiosidades de la piel del recién nacido: fenómenos vasomotores
En el recién nacido existe, de forma natural (fisiológica), una inmadurez en algunos de los sistemas de regulación del flujo de sangre a la piel. Esta circunstancia, que es transitoria durante los primeras semanas o meses de vida, es la causa de que en los recién nacidos se den algunos fenómenos curiosos que, aunque son benignos y temporales, en ocasiones pueden ser muy llamativos y pueden generar alarma y dudas en sus padres.
Cutis reticular o piel reticular
Es un fenómeno vascular benigno que se produce por una dilatación de capilares y venas que otorga a la piel un aspecto reticulado con líneas de color violáceo en el tronco y las extremidades similar al mármol, de ahí que también se conozca con el nombre de cutis marmorata. Este fenómeno, y con él el aspecto reticular de la piel, puede ser intermitente o permanente pero se hace más evidente con la exposición al frío. Se considera normal siempre que el recién nacido no tenga fiebre y tenga buen estado general, pues en niños mayores no es normal salvo en casos de enfermedad. Este fenómeno desaparece espontáneamente en las primeras semanas o meses de vida.
Acrocianosis
Se trata de un fenómeno vascular benigno producido por inestabilidad vasomotora. Esta inmadurez en el control de la dilatación y la contracción de los pequeños vasos sanguíneos de la piel produce que las manos y los pies del recién nacido presenten una característica coloración azulada (cianosis), de forma similar en ambos lados. Esta cianosis desaparece o se atenúa con el calentamiento y se hace más intensa con la exposición al frío y en recién nacidos con poliglobulia, es decir, con una concentración de glóbulos rojos superior a lo normal. En estos casos la piel del recién nacido suele ser de un color rojo intenso, con coloración azulada o violácea de las palmas de las manos y de las plantas de los pies. Al igual que la piel reticulada, desaparece durante los primeras semanas o meses de vida.
Fenómeno arlequín
El fenómeno arlequín ocurre en la primera semana de vida, más frecuentemente en prematuros. Consiste en que, cuando se le coloca de lado, la mitad del cuerpo que se apoya en la superficie adopta un color rojo intenso, mientras que el lado contrario, no apoyado, queda pálido, con una línea muy nítida de separación entre las dos mitades del cuerpo. Este fenómeno es también benigno y desaparece en pocos minutos al colocar al recién nacido boca arriba.
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Publicación:
18/11/2016
Última modificación:
18/07/2023