Coronavirus y adolescentes: consejos para gestionar el confinamiento

Las primeras noticias que llegaron sobre el coronavirus hablaban de una enfermedad que afectaba, básicamente, a la gente mayor o a personas con patologías previas. Parecía que los niños y adolescentes eran prácticamente inmunes a esta enfermedad por aquél entonces.
Los hechos posteriores han desmentido esta teoría inicial. Los últimos datos publicados por el Ministerio de Sanidad nos muestran cómo la gente joven también puede infectarse por coronavirus y, aunque en menor porcentaje que los adultos, también puede tener complicaciones graves.
Ante esta situación, la obligación de cada uno es quedarse en casa en cuarentena, con todo lo que eso conlleva para un adolescente: no ver a su grupo de amigos ni a su pareja físicamente; pasar 24 horas con sus padres; en definitiva, limitar su independencia y autonomía.
Uno de los elementos característicos de los adolescentes es considerarse prácticamente inmunes e invencibles y vivir intensamente el presente sin preocuparse demasiado por el futuro. De esta forma, la sensación de que "no nos va a pasar nada", de que "es como una gripe", caló ampliamente entre la población adolescente.
Consejos para un óptimo confinamiento con hijos adolescentes
- Los días laborables son días laborables. A partir de esta primera premisa, obvia pero fundamental para convivir con el confinamiento, el día tiene que estar organizado, debemos tener una rutina. Hay que fijar una hora para levantarse, a ser posible parecida a la que teníamos antes de la crisis y durante la mañana fijar un horario de estudio para mantener al día las asignaturas. Durante el estudio intentar que el móvil no esté presente ya que es una fuente constante de distracción. Se debería hacer un pequeño descanso a mitad de la mañana, como el recreo cuando van a clase, donde puedan comer algo y consultar el móvil.
- La comida del mediodía tiene que convertirse en el primer gran encuentro del día. Recomendamos que el adolescente esté durante la preparación de las comidas y que no se limite a sentarse a la mesa y comer. Quizá es el momento para poder compartir el gusto por la cocina e ir introduciéndolo en este mundo o de hacerlos conscientes del esfuerzo que implica tener que hacer cada día la comida.
- La tarde puede convertirse en momento de conexiones y juegos en común. Un adolescente necesita, quizás un poco más que el resto, conectar con sus amigos y con su pareja para seguir con su vida social. Recomendamos que esas conversaciones sigan, pues de esta forma la sensación de aislamiento será menor.
- Realizar ejercicio. Antes de la cena es un buen momento para intentar realizar ejercicio juntos. Hay multitud de aplicaciones móviles llenas de posibilidades para toda la familia o videos en la red con recomendaciones para todas las edades.
- Después de la cena hay varias opciones. Recomendamos poder ver juntos una película o una serie y tratar de ir a dormir en la misma franja que un día laboral.