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¿Qué es una convulsión febril y cómo actuar?

Madre cuidando a su hijo. Freepik

Una convulsión febril es una respuesta del cerebro frente a la fiebre que se produce en algunos niños sanos. Es una manifestación frecuente que puede presentar a tu hijo, por lo que es importante conocerlo, saberlo identificar, saber cómo actuar ante esta situación, solicitar ayuda en caso necesario y consultar posteriormente a tu pediatra o a un servicio de urgencias.

¿Qué es una convulsión febril?

Una convulsión es una contracción muscular involuntaria -continua (tónica) o discontinua (clónica)- producida a raíz de una descarga neuronal, que en el caso de las convulsiones febriles es desencadenada por la fiebre.

El niño pierde bruscamente la conciencia, el cuerpo puede ponerse rígido y empezar con sacudidas o quedarse completamente flácido. También es frecuente que la boca adquiera una coloración violácea, quede cerrada con fuerza, como apretón de manos, y la mirada perdida. Suele durar poco tiempo, por lo general menos de cinco minutos. Al finalizar, el niño tiende a dormirse (llamado período post crítico).

Características de las convulsiones febriles

Se trata de una crisis convulsiva con fiebre (habitualmente superior a 38ºC) que puede tener lugar en niños entre 6 meses y 5 años de edad, con un pico de incidencia entre los 12 y 18 meses. Es la patología neurológica más frecuente en la infancia y afecta a los 2-4% de los menores de 5 años.

Suele ocurrir al inicio del cuadro febril (normalmente el primer día de fiebre, o incluso la convulsión febril puede ser la primera manifestación). Puede desencadenarse con fiebre alta o con un aumento brusco de la temperatura. Es más frecuente que se produzca en contexto de infecciones víricas que de infecciones bacterianas. También puede presentarse si existe antecedente de inmunizaciones recientes (tales como DTP o la triple vírica), o en casos de predisposición genética (el 10-20% de los casos tienen antecedentes familiares de primer grado).

Tipos de convulsiones febriles

Existen dos tipos de convulsiones febriles:

  • Convulsión febril típica: se trata del 80% de las convulsiones febriles. Tienen lugar entre 6 meses y 5 años de edad. Es una crisis generalizada, ya sea tónico-clónica, tónica o atónica. Su duración es inferior a 15 minutos, teniendo habitualmente una duración aproximada de entre 1 y 3 minutos, con una recuperación rápida y completa, y sin recurrencia en las siguientes 24 horas.

  • Convulsión febril atípica: son mucho menos frecuentes (20%) y se catalogan de atípicas cuando no se cumplen todos los requisitos necesarios para ser una convulsión febril típica, ya sea o por ser de características focales (no generalizada, sólo una parte del cuerpo), por tener una duración superior a 15 minutos, por no tener una recuperación completa (focalidad neurológica residual) o por tener lugar una recurrencia (una nueva convulsión febril) en las primeras 24 horas después de la primera.

¿Qué hacer frente a una convulsión febril?

  • Coloca al niño tumbado de lado (esto le permitirá respirar mejor) y lejos de objetos con los que pueda darse un golpe.

  • No intentes introducirle nada en la boca.

  • Si no le has dado ninguna medicación para la fiebre en las últimas horas puedes ponerle un supositorio de paracetamol rectal.

  • Es conveniente que el niño sea valorado por un médico que confirme el diagnóstico. Acude al centro de salud u hospital más cercano, o si no cede la convulsión en menos de 5 minutos, contacta con el servicio de emergencias médicas.

  • Cuando haya concluido el episodio, tranquiliza a tu hijo con delicadeza. Es mejor que los niños permanezcan estirados hasta que se hayan recuperado por completo y les apetezca moverse por su propia iniciativa. Inmediatamente después de una crisis convulsiva, los niños suelen estar cansados, confusos y/o agotados y pueden caer en un profundo sueño. No intentes despertar a tu hijo si respira con normalidad. No intentes alimentarlo ni ofrecerle bebida hasta que se despierte y esté alerta.

Diagnóstico

La mayoría de las veces no precisa ninguna exploración complementaria, es un diagnóstico clínico.

Si ha habido una recuperación completa, y se trata de una convulsión febril típica, sólo es necesario estudiar el foco de la fiebre y realizar las pruebas pertinentes.

Tratamiento

Los niños con convulsiones febriles no necesitan un tratamiento para la fiebre diferente al que se administra a los demás niños. Utiliza las dosis habituales de antitérmicos.

Solo en casos determinados, en los que la convulsión no cede después de 5-10 minutos, se administrará medicación específica para detener la convulsión.

No precisa ningún tratamiento posteriormente al episodio.

Pronóstico

Se trata de un proceso benigno, sin posteriores secuelas neurológicas, y sin aumentar el riesgo de presentar epilepsia en un futuro. Tras la convulsión febril el niño/a recuperará su estado basal.

Existe posibilidad de recidiva y repetir una nueva convulsión febril en el 30-35% de los casos. Sobre todo están descritas las recidivas en casos en que la primera convulsión ha tenido lugar antes de los 12 meses, si existen antecedentes familiares de primer grado, si la convulsión febril ha tenido lugar a menor temperatura o si ha habido un menor tiempo desde el inicio de la fiebre y la crisis.

Solo en un 1-2% de los casos habrá un diagnóstico posterior de epilepsia. Se trata sobre todo de casos de crisis complejas, con antecedentes familiares de epilepsia o niños con un desarrollo neurológico anormal.

Esta información es de carácter divulgativo y no sustituye la tarea de los equipos profesionales de la salud. Si necesitas ayuda, ponte en contacto con tu profesional de referencia.
Publicación:  12/08/2022 Última modificación:  26/01/2024
termómetro · niño · convulsión febril
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