Cómo enseñar a los niños a tener buenos modales

25/04/2016

“¡Di ‘gracias’!”, “¿y la palabra mágica…?” son expresiones que los padres recuerdan a menudo a sus hijos. El aprendizaje de los buenos modales se adquiere desde pequeño y, si bien es algo que se puede educar, no debemos forzar al niño.

Ni fuerces ni humilles a un niño si siente vergüenza al tener que saludar a alguien y se esconde detrás de ti o si observas que no mira a los ojos de alguien cuando le habla. Sé muy paciente en estos casos y explícale la importancia social que tiene el hecho de saludar, ser amable y atender y prestar atención a los demás cuando tratamos con ellos. Ponle algunos ejemplos: un ‘hola’ o ‘buenos días’ cuando se llega a un lugar, un ‘gracias’ cuando le sirven un plato o un ‘perdón’ si ha tropezado o lastimado involuntariamente a otra persona.  

De hecho, algunos niños pequeños no son capaces aún de expresar espontáneamente estas fórmulas de cortesía. ¿A qué se debe? Para los adultos, ‘buenas tardes’ o ‘¡que aproveche!’ son expresiones que carecen de valor afectivo y sólo son un acto reflejo. En cuanto a los niños, las palabras que utilizan e incorporan a su vocabulario deben tener sentido y, de hecho, no lo encuentran en este tipo de frases hechas.  

Por esta razón, los niños suelen saludar a las personas a las que tienen afecto porque realmente así lo sienten y, en cambio, otras personas extrañas les dejan indiferentes. Además, hay que tener en cuenta que los niños hacen un gran uso del lenguaje no verbal y se suelen expresar de otro modo: con una sonrisa, la mirada o los gestos de su cuerpo. Hace falta tiempo para que los niños aprendan íntegramente el lenguaje estereotipado de los adultos

A medida que se haga mayor, el niño se convierte en un ser social y entiende poco a poco para qué sirven las expresiones de cortesía y las buenas formas. Cuando crecen, empiezan a imitar el comportamiento de los adultos y a mostrarse afables con los otros a partir del uso de estas expresiones.

Por ello, se debe predicar con el ejemplo: 

  • Los mayores debemos agradecer siempre las atenciones de los demás. 
  • Hay que aprovechar cualquier ocasión para mostrar a los niños cómo debe ser una persona amable y educada. Por ejemplo, en el restaurante dile al camarero: ‘muchísimas gracias, qué bueno estaba todo, nos ha encantado’. 
  • Intenta no limitarte a un simple ‘hola’ o un escueto ‘gracias’. Intenta pronunciar una frase entera en estos casos: ‘me has ayudado muchísimo tendiendo la ropa’ o ‘¡qué alegría más grande haberte encontrado por aquí!’

Solemos saludarnos con dos besos en nuestro país, no sólo cuando coincidimos con una persona cercana o conocida. Desde que son pequeños, es bueno introducir a los niños poco a poco en esta convención social extendida. Coméntale que es de buena educación dar dos besos o dar la mano en todos estos casos. 

Recuerda que no debes chantajear nunca al niño para que se porte bien o se muestre correcto en situaciones sociales. Debe aprender a hacerlo sin ninguna recompensa a cambio y saber que la verdadera cortesía es mostrar siempre respeto hacia los demás. 

Referencia bibliográfica:

Comment apprendre la politesse aux enfants sans se crisper? Pomme d’Api, 15 de octubre de 2013 [acceso: 22 de noviembre de 2015].