Cómo aprender a leer mejor utilizando el método Glifing

El método de reeducación de la lectura Glifing parte de la premisa de que el cerebro se puede entrenar. El niño entrena trabajando con un ordenador o una tableta durante pocos minutos al día. Las claves de su éxito están en que se adapta a cada alumno y en su carácter lúdico, graduado y motivador.
Gran parte de los problemas académicos en primaria y en ESO derivan de las dificultades en lectoescritura. A bastantes alumnos les cuesta mucho tiempo leer y, puesto que dedican muchos recursos cognitivos al proceso de “descifrar” los textos, les quedan muy pocos recursos cognitivos para centrarse en el significado de lo que leen.
Por eso, les cuesta tanto entender los contenidos, y estudiar se les hace una verdadera montaña.
Es normal que un niño a quien le cuesta un gran esfuerzo leer sienta aversión por los libros. Pero, si convertimos la lectura en un juego, venceremos gran parte de esas resistencias y trasformaremos el proceso lector en algo divertido y motivador. Eso es lo que pretende el método Glifing, que entrena el cerebro teniendo en cuenta siempre la motivación del alumno y cuidando su autoestima.
La idea del método Glifing partió de la psicóloga Montserrat García, madre de un niño a quien le diagnosticaron una dislexia. Tras años de investigación, diseñó el método junto con su equipo de Avesedari. Se trata de un método del que se puede beneficiar gente con dificultades lectoras, independientemente de que padezca dislexia, trastorno de la lectura, TDAH, síndrome de Down, trastorno específico del lenguaje, tartamudez…, así como gente que ya lee bien pero quiere leer con más soltura. Además, es una herramienta complementaria que se utiliza en muchas escuelas para enseñar a leer y para reforzar la lectura.
En qué consiste el método Glifing
Con el método Gifing, se evalúa la velocidad y la precisión lectoras de una forma rápida y amena. Así, en pocos minutos, se puede conocer el perfil lector del niño de una forma precisa y objetiva. Se analizan los datos y se sabe en todo momento qué es exactamente lo que el niño necesita trabajar. El niño entrena entre 15 y 20 minutos al día 4 días a la semana con sus padres o bien 2 días a la semana en el despacho del profesional de referencia (psicólogo, pedagogo, logopeda…). Los datos obtenidos llegan siempre al profesional, quien se encarga de adaptar el entrenamiento a cada caso en concreto. Con el entrenamiento, desciende el número de errores y aumenta la velocidad lectora. El resultado es una lectura más fluida y una mejor comprensión.
El método Glifing se enmarca dentro del enfoque RTI (“Respuesta a la intervención”), porque avalúa constantemente el rendimiento del alumno. Esta baremación continua permite orientar al psicólogo sobre qué aspectos está mejorando el alumno y cuáles se deberían seguir trabajando.
El método Glifing está baremado: se va reubicando al alumno a medida que va entrenando, y esto permite irlo comparando, tanto con su grupo de referencia (sobre todo al principio) como consigo mismo (a lo largo de todo el proceso). Es lúdico: durante el entrenamiento se plantean muchos juegos, como carreras de coches, memories, tablas de apareamiento, juegos de hacer explotar burbujas... Por eso, gusta y “engancha” a la mayoría de los niños. Además, es polivalente: aparte de la lectura, se trabaja la memoria de trabajo, la capacidad de inhibición, la articulación, las tablas de multiplicar y mucho más. Y, sobre todo, es eficaz: en la mayoría de casos, en cuatro meses podemos observar mejoras significativas.
Más información sobre este método en la página web de Gifling.