Chucherías: pocas y controladas

La Asociación Española de Pediatría está de acuerdo en que no deben de prohibirse las chucherías a los niños, menos aún si sus amigos las toman. No obstante, no debe perderse de vista que son alimentos con una cantidad de calorías importante y con un escaso (o nulo) valor nutricional.
Un cierto control por parte de los padres debería bastar para que no aparezcan los perjuicios asociados a las “chuches”, y para que el niño entienda que son una excepción y no una norma.
Los pediatras definen las golosinas como “alimentos vacíos”, sin nutrientes ni vitaminas que justifiquen su ingesta, y que en cambio provocan una sensación de saciedad rápidamente. Ello se debe a su elevado nivel de azúcares y grasas. Como consecuencia, los niños que las consumen demasiado pueden tener a menudo inapetencia cuando llega el momento de tomar alguna de las comidas cotidianas.
Por ello, el principal consejo que ofrecen los médicos a los padres es que inculquen a los hijos que las “chuches” son un elemento que se escapa de la rutina. Emplearlas como premio o pactar un número limitado de golosinas a la semana pueden ser buenas ideas para ejercer el control. El picoteo continuo es una costumbre que debe evitarse. Los especialistas también sugieren que se ofrezcan agrupadas y a poder ser sentados en la mesa. De este modo se evitarán otros problemas que también están asociados a estos alimentos, como los atragantamientos. Éstos son especialmente probables si el niño habla, llora, ríe o corre mientras está comiendo. Por este mismo motivo, es de suma importancia que no se ofrezcan frutos secos a ningún menor de cuatro años.
Las chucherías también pueden ser un factor que contribuya a la aparición de obesidad infantil. Un documento de la Asociación Española de Pediatría afirma que cada vez son más frecuentes los casos en que se atiende un niño que no come cuando le toca y que, a pesar de ello, padece obesidad. La dieta “al gusto y sin horarios”, combinada con un excesivo sedentarismo, explica esta tendencia. Otro problema recurrente que puede aparecer originado por este tipo de alimentos es la caries, especialmente si se consumen a todas horas. Por ello, los expertos aconsejan un buen cepillado dental después de cada consumo. Además, la ingesta incontrolada puede producir aparición de alergias, debido al importante número de colorantes, conservantes, aromas y otros aditivos.
En cualquier caso, lo más importante es que el niño entienda que las “chuches” son excepciones justificadas (cumpleaños, fin de semana) que no pueden sustituir, en ningún caso, las comidas normales.
Referencia bibliográfica
Golosinas y chucherías: dulces y peligrosas. Familia y salud. 2013 [Acceso el 6 de marzo de 2019].