Cambio climático: aumentan las alergias en niños cada vez más pequeños

El cambio climático suele relacionarse con problemas ambientales de ámbito global como la fusión del hielo de los polos o la pérdida de biodiversidad.
No obstante, las emisiones de gases de efecto invernadero provocadas por la quema de combustibles fósiles tienen un efecto más cercano e inmediato sobre la salud porque degradan el aire que respiramos en las ciudades. Además, el calentamiento global también está incrementando los casos de alergias en niños cada vez más pequeños.
Uno de los motivos del aumento progresivo de las alergias es que la subida de las temperaturas medias en la superficie del planeta está alargando e intensificando las épocas de polinización. La reducción de las precipitaciones durante estos períodos, a su vez, también agravaría los efectos sobre la salud.
Esta incidencia se ha detectado en la población infantil con menor edad, debido, probablemente, a su vulnerabilidad al deterioro del entorno. Uno de cada cinco niños de entre 13 y 14 años es alérgico al polen, pero los expertos ya han observado que los casos están apareciendo desde los tres años de edad.
Síntomas de que tus hijos sufren alergia
En el período comprendido entre febrero y junio es cuando se registran las mayores concentraciones de polen. En consecuencia, como padre, durante estos meses deberás observar si tus hijos padecen algún indicio de rinitis, conjuntivitis o asma. Para ello, deben presentar alguno de estos síntomas:
- Picor y malestar nasal, ocular o de la faringe a nivel del paladar.
- Lagrimeo y estornudos.
- Secreción y obstrucción nasal.
- Tos u obstrucción bronquial.
Para que los pequeños hagan frente con mayor comodidad a los efectos de las alergias al polen, la Sociedad Española de Inmunología ha preparado un decálogo de consejos para las familias. Entre ellos, destacan:
- Evitar salir al campo, parques o jardines, y no acudir a zonas de césped.
- Aislar ventanas y balcones con material plástico para prevenir que se filtre el polen, y limpiar a diario estos accesos con un paño húmedo.
- Mantener cerrados los contactos con el exterior de las habitaciones el mayor tiempo posible. En el caso de los viajes en coche, evitar también las ventanas abiertas.
- Pulverizar agua hacia el techo de la habitación un par de horas antes de ir a dormir y luego cerrar la puerta.
- Eliminar elementos como peluches o alfombras que puedan acumular polen y hacer la limpieza de casa sin sacudir, mejor con aspiradora o bayetas húmedas.
Los efectos de la contaminación
La mayor frecuencia de las alergias en general y de los problemas respiratorios, e incluso cardiovasculares, se ha vinculado, además, con los nuevos estilos de vida, caracterizados por el exceso de higiene, los entornos urbanos en los que cada vez vive más volumen de población y, especialmente, los efectos de las emisiones de los vehículos, sobre todo de las partículas de menor tamaño, mucho más dañinas para la salud.
Un estudio realizado en diversos países europeos indicaba que un número muy importante de nuevos casos de enfermedades respiratorias y un 6% de la mortalidad vinculada con este tipo de patologías puede ser atribuido a la contaminación atmosférica. Paralelamente, se subrayaba que la mitad de este impacto se debía a la contaminación emitida por los vehículos a motor, con mayor responsabilidad que la producción energética, la climatización o el tratamiento de residuos.
La Comisión de Economía de Naciones Unidas para Europa advierte que tanto los científicos como los políticos debería dejar de seguir tratando la contaminación atmosférica y el cambio climático como problemas distintos, dado que ambos están muy estrechamente relacionados. Además, en gran medida, son debidos al incremento en el uso de combustibles fósiles, que a su vez tienen una incidencia directa sobre la salud de la ciudadanía.
Acceso a las fuentes de consulta:
Los casos de alergia aumentan en niños cada vez más pequeños por el cambio climático. Infosalus. [Fecha de consulta: 23/05/2016]
Contaminación atmosférica, cambio climático y salud. Revista Española de Salud Pública. [Fecha de consulta: 23/05/2016]