Beneficios del juego en el lactante de 3 a 6 meses

09/11/2015

El bebé de 3 a 6 meses es un niño de mirada viva, que le gusta curiosear y seguir con la mirada. Inicia el juego con los familiares, tiene una sonrisa que podemos provocar e incluso poco a poco irá desarrollando la carcajada. 

Se trata de un bebé que se sabe comunicar mejor, utilizando el llanto para hacerlo. Pero también comienza con un lenguaje al que llamamos gorjeo y que se basa en modular su voz de una forma graciosa, a veces inesperada y sin consonantes (a eso le llamaremos arrullo o laleo).

Este bebé de 4 ó 5 meses ya comienza a llevar la mano hacia aquello que quiere coger, a llevar a la línea media los objetos (delante de la cara o del pecho), a juntar las dos manitas allí y, ¡cómo no!, a llevarse los objetos a la boca. 

Por suerte, ya no duerme tanto y tenemos más ratos para poder jugar con él. 

Conociendo un poco más sus aptitudes y su desarrollo, ¿a qué podemos jugar con él? ¿Y cómo lo hacemos?

Es importante conocer qué posturas debemos fomentar para el juego. Por un lado, podemos jugar con el pequeño recostado, siempre cuidando que tenga una postura centrada y simétrica para facilitar su motricidad hacia la línea media. 

También, podemos jugar con él cogiéndolo “recogido”, “como si estuviera sentado dentro de un huevo” de forma que pueda ser fácil para él que una mano se encuentre con la otra en la línea media, coger cosas a la altura de los ojos o del pecho y tener cerca las rodillas para poder descubrirlas y tocarlas. Colocaremos los objetos de juego (ya sean objetos en sí o nuestra cara) delante de él en el centro de su espacio anterior. Una forma de conseguir esta postura es en nuestro regazo.

Cuando está recostado…

Vamos a ver que a esta edad comienzan a aprender las relaciones temporales entre un estímulo y su respuesta. Por ejemplo, le podemos hacer cosquillas y esperar su sonrisa, el bebé esperará entonces que lo volvamos a hacer, él de nuevo reirá… y así sucesivamente, de forma que le estamos enseñando que sus actuaciones llevan una consecuencia, que hay una causalidad, un compromiso, que es algo que más adelante volveremos a trabajar: la relación causa-efecto.

Podemos también trabajar la “permanencia”, pero como serán pequeños y asustadizos lo haremos con una tela transparente.

Podemos taparle ligeramente la cara de forma que nos vea a través de la tela y comprenda el juego de “ahora me ves, ahora no me ves”. Ponemos el trapito delante hablándole para que sepa que permanecemos allí, aunque nos verá con la transparencia, y luego lo quitamos sonriéndole y diciéndole “ahora sí me ves”.

La comunicación…

Como decimos, es una época de comienzo de un lenguaje muy inicial que se conoce como gorjeo. Es divertido ver cómo se pueden tener “pseudoconversaciones” con el bebé, de forma que él responderá a nuestras frases si nos tomamos un tiempo para hablarle y para dejarle “hablar”. Estaremos trabajando el primordio del lenguaje, de la modulación de la voz, de los sonidos… Veréis que en ocasiones pueden llegar a gritar y “asustarse” de su propia voz. Es normal, están entrenando. Es importante tomar un rato para “hablar” con él y dejarle pausas para que participe, fomente la escucha, el contacto visual y el lenguaje como forma de comunicación. 

También podemos grabar sus gorjeos y luego ponerle a escuchar su propia voz. Su reacción puede ser muy curiosa.

Cuando está incorporado…

Podemos jugar con él con objetos manejables, romos y que pueda explorar con la boca. Preferiblemente que puedan producir algún sonido al moverlo y que tengan colores; esto atraerá más su atención.

Cuando son muy pequeños veremos que acercará la mano todavía con poca destreza. En ese caso hay que acercarle el juguete al dorso de la mano de forma que su manita se abrirá y entonces le ayudaremos a asirlo. Cuando sean más mayores ese movimiento será rápido y más acertado.  

Debemos facilitar que lo lleve a la línea media, que lo coja entre las dos manos mientras lo mira. 

Más adelante veremos que aprenderá a pasarlo de una mano a otra, para esto necesitamos que el objeto sea manejable. Que lo pueda mirar, girar y explorar… esto será más rico cuanto más mayor sea el niño. 

Y obviamente, lo llevará a la boca, lo cual les produce un placer especial y es una forma de explorar. Así que cuidado con los objetos pequeños, ¡sobre todo aquéllos con los que juegan los hermanos mayores!

Utiliza diferentes objetos con diferentes texturas y sonidos, pero que todos se puedan chupar con seguridad y sean fácilmente lavables.

Como coincide con la época de erupción de los dientes en algunos niños, podemos utilizar mordedores para hacer este juego cuando les veamos molestos.

Si a estos juegos les sumamos los anteriores recomendados para el bebé más pequeño (seguimiento visual, orientación por sonido, estimulación táctil con masajes, música…) iremos poco a poco aumentando el repertorio de juegos.  
¡Y seguro que es fácil identificar sus preferencias!