Ansiedad, fobias y miedos

20/01/2017

Probablemente todo el mundo ha experimentado miedo o ansiedad en algún momento de su vida. La sensación de ansiedad es una situación particularmente incómoda, pero en los niños, este tipo de sentimientos no sólo son normales, sino que también son necesarios. La realidad es que aprender a hacer frente a la ansiedad puede preparar a los niños y jóvenes a gestionar las experiencias y situaciones en las que tendrán que enfrentarse a lo largo de la vida.

La ansiedad se define como "una aprehensión sin una causa aparente." Generalmente ocurre cuando no hay amenaza inmediata para la seguridad de una persona, pero aún así la amenaza se siente como algo real.

Tener miedo o ansiedad sobre ciertas situaciones o hechos también puede ser útil, ya que ayuda a que los niños se comporten de una manera segura. Por ejemplo, un niño con miedo al fuego evitará jugar con cerillas.

Tipo de miedos y ansiedad en función de la edad

La naturaleza de las ansiedades y temores cambia a medida que los niños crecen y se desarrollan:

  • Los bebés pueden experimentar ansiedad ante los extraños, abrazando a los padres cuando se enfrentan a personas que no reconocen.
  • Los niños pequeños alrededor de 10 a 18 meses sufren ansiedad de separación, sintiéndose emocionalmente disgustados cuando uno o ambos padres se van.
  • Los niños de 4 a 6 años tienen ansiedad por las cosas que no están basadas en la realidad, como el miedo a la oscuridad, los monstruos y fantasmas...
  • Los niños de entre 7 y 12 años generalmente tienen miedos que reflejan circunstancias reales que les pueden ocurrir, tales como enfermedades o desastres naturales.
  • Los adolescentes pueden experimentar ansiedad relacionada con la aceptación social o el éxito académico.

Signos que indican que un niño puede estar sufriendo ansiedad

Los siguientes síntomas, sin causa que los justifique, nos pueden alertar de que un niño puede estar sufriendo ansiedad:

  • Movimientos nerviosos, tales como espasmos.
  • Problemas para conciliar el sueño y/o mantener el sueño durante más tiempo de lo habitual.
  • Manos sudorosas.
  • Ritmo cardíaco acelerado.
  • Náusea.
  • Dolores de cabeza.
  • Dolores de estómago.

Aparte de estos síntomas, los padres pueden identificar cuando el niño no se siente cómodo en alguna situación.

Algunas veces simplemente hablar sobre el miedo puede ayudar al niño a aprender a gestionar la ansiedad.

¿Qué es una fobia?

Cuando persisten los temores y la ansiedad, pueden surgir problemas. Por mucho que un padre o madre espere que el niño supere la ansiedad a medida que crece, a veces ocurre lo contrario, y la causa de la ansiedad va más allá y se vuelve más frecuente. La ansiedad se convierte en una fobia o un miedo que es extremo, severo y persistente.

Una fobia puede ser muy difícil de tolerar, tanto para los niños como para aquellos que les rodean, especialmente si el estímulo que produce la ansiedad es difícil de evitar (por ejemplo, tormentas eléctricas).

Para saber si estamos ante una situación que requiere ayuda de un profesional, es bueno preguntarse si el miedo y el comportamiento de su hijo es típico de su edad. Si la respuesta es afirmativa lo más probable es que se resuelva antes de convertirse en una causa de preocupación. Esto no quiere decir que la ansiedad deba ser ignorada, sino más bien considerada como un factor en el desarrollo normal de su hijo.

Por otra parte, si el miedo de su hijo es del todo desproporcionado con la causa que lo provoca, puede ser necesaria la ayuda de un psiquiatra o psicólogo.

Cómo ayudar a los hijos a manejar los temores y ansiedades

  • Por nuestra parte hay que reconocer que el miedo es real, porque así es como lo siente el niño. Ser capaz de hablar sobre el miedo ayuda. Las palabras a veces sacan poder a los pensamientos negativos. Si se habla del miedo, puede llegar a ser menos potente.
  • Nunca menospreciar el miedo como una manera de forzar a su hijo a superarlo. Decir: "¡No seas ridículo! ¡No hay monstruos en el armario!" puede hacer que el niño vaya a la cama, pero no hará que el miedo desaparezca.
  • No rendirse ante los temores. Si a su hijo no le gustan los perros, no cruzar la calle a propósito para evitar uno. Esto acaba de reforzar que los perros deben ser temidos y evitados. Lo más conveniente es dar apoyo y protección a medida que se acerca el objeto temido y afrontarlo con su hijo.
  • Enseñar a los niños a evaluar el miedo. Un niño que puede visualizar la intensidad del miedo en una escala de 1 a 10, siendo 10 el más fuerte, puede ser capaz de "ver" el miedo con menos intensidad de lo que se imaginaba. Los niños más pequeños pueden visualizarse sintiéndose "llenos de miedo": lleno "hasta las rodillas", "hasta el estómago", etc.
  • Enseñar algunas estrategias. Su hijo puede acercarse al objeto temido, y luego volver a nosotros buscando seguridad antes de acercarse a él de nuevo.
  • Las técnicas de relajación también son muy útiles, como la visualización (flotando en una nube o tumbado en una playa, por ejemplo) o la respiración profunda (imaginando que los pulmones son globos y dejar que, poco a poco, se deshinchen).

Se debe tener presente que la clave para resolver los temores y ansiedades es poder superarlos. El uso de estas sugerencias puede ayudar a su hijo a hacer frente a estas situaciones.