Adolescentes pegados a las pantallas. ¿Quién es el culpable?

La revolución digital nos ha alterado la vida, ha acelerado las comunicaciones y ha multiplicado los conocimientos. En promedio miramos el móvil una treintena de veces al día. Algo nos empuja a mirar constantemente la pantallita luminosa que nos roba tiempo y nos mantiene alerta. Todos estamos de acuerdo en que se ha convertido en una adicción, pero ¿es inofensiva?
Los adolescentes como objetivo
Los adolescentes son uno de los objetivos principales de la economía digital. Según un estudio, nuestros adolescentes reciben su primer móvil a los 11 años y 9 de cada 10 utilizan aplicaciones. La franja de edad de entre 16 y 24 años dedica 4 horas al día en el móvil. Los adolescentes son cada vez más adictos a la dopamina que nos proporcionan las recompensas que recibimos a través de las redes sociales y los juegos.
Expertos en adicciones comparan los móviles y las tabletas con unas verdaderas bombas de dopamina, conocida como la hormona de la felicidad, que a medida que recibimos un "me gusta" o alguna recompensa similar, hace que se produzca una descarga de esta sustancia en el cerebro que nos satisface.
En definitiva, que desde pequeños estamos consumiendo aplicaciones que se han diseñado para hacernos adictos a las pantallas.
¿Qué es la dopamina?
La dopamina es la hormona clave para entender las adicciones. Es la que nos empuja a coger constantemente el móvil y la que alimenta el llamado circuito de recompensa cerebral. Este circuito nos impulsa a tener comportamientos indispensables para la supervivencia como la comida, relaciones sexuales, etc.
Gary Small es un neurólogo especialista en el cerebro que ha estudiado la interacción entre la dopamina y los aparatos digitales, "la dopamina circula por nuestro cerebro y hace que una experiencia sea agradable. La gente quiere saber qué ha pasado, cuáles son las últimas noticias, esto excita a nuestro cerebro y cuando lo tenemos nos proporciona una descarga de dopamina". Pero esto tiene un precio en nuestro cerebro. El córtex frontal se encoge si estamos ante pantallas durante un tiempo excesivo.
Los peligros de la sobreexposición a las pantallas
Desde hace cinco años cada vez se publican estudios más precisos que hablan del impacto de los aparatos digitales en el cerebro. El estudio con un resultado más visible se llevó a cabo en China, donde la adicción a internet se considera uno de los problemas de salud pública más graves. Unos investigadores analizaron quince adolescentes con adicción a internet con un escáner cerebral, y el resultado demostró que la circulación de los fluidos estaba alterada. El área de comunicación quedaba gravemente frenado, y los problemas de conexiones cerebrales pueden provocar síntomas que recuerdan el autismo o trastornos bipolares.
"Una persona que tiene el córtex frontal encogido y una densidad de sustancia gris más baja, se vuelve más impulsiva, es más propensa a comportamientos adictivos, es más agresiva y no toma decisiones tan acertadas porque su capacidad para hacer encadenamientos lógicos está alterada", dice el Dr. Nikolas Kardaras.
¿Cómo recibimos la dopamina a través de las aplicaciones?
Aplicaciones como Snapchat, muy consumida entre los adolescentes, están diseñadas para obtener una "pequeña llama" como recompensa, que fue creada para estimular la dopamina. Si envías una foto por día a tus amigos, empiezas a recibir "llamas". Son aplicaciones que se publicitan vendiendo la alegría de estar con gente, pero lo que no cuentan es la adicción que generan. Cuando se pregunta a un adolescente si controla el consumo del móvil, reconoce que hay noches que desearía leer o ver una película pero no puede porque la aplicación lo tiene enganchado. "Miras el móvil y ves que tienes 40.000 notificaciones y empiezas a hablar con los amigos, aunque no sea necesario. Es verdad que es una pérdida de tiempo. Hay gente que está harta de estar en Snapchat, pero se siente obligada porqué todo el mundo está allí, y si no estás, quedas al margen. Hay una contradicción entre querer recuperar tu libertad y el hecho de que no quieras perderte nada de lo que ocurre".
Los "me gusta" de Facebook, los corazones o las llamas son el auténtico motor de las redes sociales. Recibir un "me gusta" es una señal de aprobación del grupo y una fuente de placer. Ver un "me gusta" tiene un impacto en el cerebro. Un estudio demostró que cuando se enseña a un adolescente imágenes con muchos "me gusta", su cerebro reacciona con más fuerza que cuando se muestran fotos con pocos "me gusta". La parte del cerebro que reacciona es la del circuito de recompensa, el mismo circuito que se activa con las adicciones al alcohol o la droga.
El objetivo de las empresas
El neuroeconomista Thomas Dalton dice que en las empresas que crean este tipo de productos, lo que cuenta para decidir quién tiene una prima a finales de año, es quien ha conseguido que la gente dedique más tiempo a su tecnología. Quien consiga más "me gusta", más comentarios y más amigos. En estas empresas el objetivo es crear productos que enganchen lo máximo posible.
Los propios creadores de muchas de estas empresas empiezan a sentirse culpables por lo que han generado. Sean Parker, co-fundador de Facebook, considera que con estas aplicaciones se explota una debilidad de la psicología humana, y Chamath Palihapitiya, ex vicepresidente de Facebook, considera que los lazos de control rápido a base de dopamina que crearon, están destruyendo el funcionamiento de la sociedad.
Max Stossel, veterano de las start ups, grabó un manifiesto en video contra el acondicionamiento de las redes sociales. En él afirma que estos sistemas están diseñados con complejidad porqué las empresas puedan retener nuestra atención indefinidamente. Facebook no se paga, Google no se paga, muchos de los servicios que utilizamos no se pagan, ¿y por qué? Porque nosotros no somos el cliente, somos el producto. Lo que se compra y se vende en estas plataformas son nuestros ojos, nuestra atención. Estas empresas ganan más dinero cuando más tiempo nuestro pueden retener en estas plataformas, por lo que constantemente están ideando nuevas estrategias para conseguir el máximo de atención posible. "Este es el sistema en el que vivimos y este es el precio de la gratuidad de estas plataformas."
Acceso a la fuente de consulta:
Pantalles addictives. 30 minuts. [Fecha de consulta: 29/06/2018]